Pequeño pueblo era aquel,
mitad del donde ahora vivo
al Norte nuestro existía,
“Paraíso” es aún su nombre
y en verdad aquello era.

Población ni pobre ni rica:
muchos viejos jubilados
en moradas no lujosas
cómodas y sencillas,
casas móviles (trailers) habían.

En el invierno pasado,
como todos lo esperaban
copiosas lluvias cayeron
de modo que en la primavera
jardines con plantas y arbustos
hacían honor a su nombre:
era un Edén florido.

Vino luego este otoño
todas las hojas caían
mas nadie estaba esperando
terribles vientos soplaron
descuido o corto circuito
(ojalá no un incendiario)
principio de un pequeño fuego
mas los vientos lo extendía.

Prácticamente todo destruido,
excepto escuela de secundaria
hoy lleno de alumnos sin casas.
Setenta y siete cadáveres hallados:
niños, jóvenes, ancianos,
de todos se han encontrado
y aún quedan mas de mil
de quienes nada se sabe.
Demás está decir que mascotas:
perros, gatos, pajaritos
de los que no ha quedado nada.

Mientras la búsqueda sigue
preguntan a sobrevivientes:
-¿Y que piensan del futuro?-
-¿Pues que otra cosa nos queda?
Esperar no encontrar mas muertos
echar mano a los ahorros,
confianza de que los seguros paguen,
que el gobierno contribuya en algo
y comenzar desde cero.-

(Por cosa de doscientos kilómetros
al Sur de lo que fuera el pueblo
se han suspendido deportes
y demás actividades exteriores
por la densidad del humo.
La gente va por las calles
con máscaras ¡Hasta los perros!)