En el pueblo de la Loma había un médico pediatra, muy obsesivo con los pequeñitos. Se llamaba Roberto Bota, era más bien amanerado en sus costumbres, todos sabíamos que era homosexual, enclaustrado en su closet. Las madres de los pequeñines lo amábamos de verdad. Nos comprendía, cuando a las 3 de la madrugada lo llamábamos desesperadas porque el niño tenía cólicos, y no sabíamos que hacer al respecto.
El nos decía lo que había que hacer especialmente a las madres primerizas.
Menos mal que los cólicos y los llantos empiezan a ceder a partir de los tres meses de edad, y una va después pariendo más hijos y no recordando los primeros meses después del primer parto.
Así se reproduce la humanidad.
Este medico tan atento y servicial, me recibió un día en su consultorio con mi pequeñín en brazos.
Le sacamos la ropita, y dijo:
-Dermatitis del pañal
Así que le tuve que cambiar de marca, descartables por supuesto, ¡pobres aquellas madres que han lavado pañales de algodón y chiripas! ¡Que santas esas mujeres!
Luego del primer diagnostico, el bebe tenia mas prurito que antes, por lo cual lo lleve de nuevo al pediatra.
-Alergia a los suavizantes y productos de limpieza.
Por lo cual cambie de productos del lavado.
La tercera vez, me dijo que si tenía gatos, pues le dije que sí. Entonces pues alergia a los gatos hogareños. Sacamos al gato afuera, y el niño presentaba mas ronchas en todo el cuerpito.
Desesperada, ya iba a cambiar de pediatra, cuando en un rapto de sinceridad, me dijo
-No te ofendas, pero este niño tiene escabiosas, (traducido al vulgarismo de sarna)
Cuantas visitas al pediatra nos habríamos ahorrado, si el bendito pediatra hubiera tenido la osadía de establecer lo primero que le vino a su mente, pero habiendo tenido prurito por lo que hubiera yo pensado, se guardo el diagnostico, pensando que alguien de mi alcurnia y status, (que no existía), podría tener el padecimiento de todos los pobres de esta tierra.
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