Desde el triunfo nos precipitamos,
el algoritmo no funciono,
no hubo garantías,
el triunfo nos obnubiló.
Pensamos en la rectitud del trayecto,
en el bien al final,
progreso a ultranza... justificado,
pero erramos en el triunfo somero,
saturamos la matriz,
descuidamos los que aceres recíprocos.
Ahora el telón baja lento,
asoma la bestia despertada,
ronda por los cielos desbastando los logros,
arranca el sueño humano,
nubla el horizonte,
con calores y fríos incontrolables,
tormentas furiosas de aguas y llamas ardientes,
y vuela incólume,
para recordar el equívoco desastroso,
nuestra falta en el triunfo del espejismo...
Destruimos la promesa humana,
dejándonos impotentes ante la termodinámica. |