Si tuvieras fe como un granito de mostaza...Me encanta esta frase que se ha oído de generación en generación.
Las letras de hoy fueron inspiradas en algo maravilloso que vi: Una plantita creciendo sobre el pavimento, allí en un pequeño grano de tierra nació, y me quedé maravillada. La naturaleza vence su naturaleza me dije.
Y nosotros dejándonos llevar por cosas negativas que nos hacen rendir a la primera no amigos, no.
Este pequeño ser vivo me dio una gran lección y desde hoy pasaré por aquel lugar para admirarla y entender su mensaje.
En mi verso relato un desierto, la vida misma que tenemos.
En mi verso nombro un trébol (mi obsesión con ellos), representando a ese alguien que siempre está a nuestro lado alentándonos a seguir, no siempre debemos tener un cuento de hadas de un final feliz con ese alguien pero ahí está o estuvo dejándonos una lección.
Con este antecedente (debía contarles para que capten mi sentir) les presento mi sencillo escrito.
***
Susurra religiosamente una canción,
la brisa toca su silueta,
se siente vivo hasta que mira a su alrededor:
Mil hojas pálidas, caídas
y descoloridas se anexan como parte de lo que un día fue su vida.
Vuelve a suspirar y con fuerza ante aquel universo,
la primavera quiere renacer en su interior
y sigilosamente alguien se le acerca
cautivado por su belleza.
Su presencia lo hace soñar, querer avanzar.
Crece, tentando a la naturaleza.
Lucha, ganándole a su paciencia.
El trébol ha nacido, le hace compañía.
Hay esperanza para los dos.
¿Quién dijo que esto no podía ser cierto?
Un árbol de cerezo y un trébol luchando por sobrevivir en el desierto...
Así nació esta melódica canción.
Así se revivía la llama de esperanza e ilusión
a todos los que pasaban por ese desierto
para luego perderse por aquella admirable pasión.
Si tan solo tuviera la mitad de una hoja de coraje de este cerezo...
Mi vida sería como aquella semilla,
sabría que nada es imposible.
La naturaleza nos regala maravillas,
y te dice que para ser feliz necesitas compañía,
de alguien a tu lado,
aunque jamás se toquen, aunque quizás no se vean y solo sus lazos apenas rocen
y aunque solo aquello pase es más que suficiente para animarse a luchar sin chistar.
Vence a tu naturaleza,
desafíala cada día,
pues no sabes si en el camino
encuentres a tu trébol como la mejor compañía de vida.
Gracias por leerme.
Besotes primaverales de un cerezo.
Kahedi |