Yo te hablo de mis sueños contigo, de llegar a viejos, de cuidarnos juntos, de construir la vida.
Cuando la realidad se transforma en paraíso, no encuentro impedimentos para soñar en grande, para no ponernos límites y, codo a codo, luchar por ese sueño.
Cuando te hablo de cuidarte me refiero a todo: tu cuerpo y tu salud, tu mente, tus emociones, tus procesos y tu identidad, me refiero a respetarte y darte alegrías, porque sacas eso de mí, alegrías, y eso brota, como vertiente que se mezcla con tus aguas. Y es en serio, estoy segura, sé lo que quiero, lo siento en las tripas, fuerte y claro, un “te quiero a mi lado” infinito.
Tú, que lo ves todo finito, has tenido una vida distinta, tus sueños han sido pospuestos, la semilla ni siquiera se ha sembrado. No tienes sueños. Ni siquiera conmigo.
Ni siquiera conmigo.
¿Qué se puede construir así, mi Amor, con tan sólo un efímero presente?
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