esta es mi confesión, le dije a la pared de mi solitario cuarto...
pasado los sesenta uno se sienta frente a su bello negocio y siente que desea algo más que escribir, escuchar, buscar la eternidad...
y de pronto le llega una relación virtual... una mujer de veinticinco años, madre de dos niños y exmujer de un delincuente... a quien se le acaba de quemar su casita, donde vivía junto a sus dos bebes...
esto lo sabe por un amigo a quien la suerte lo ha traído de vuelta al barrio... extranjero y bastante urgido de laburo... habla el empleado y me muestra a la bella joven de veinticinco años... y me quedo sonriendo pues no es la primera belleza que conozco... la observo y la muestro a los demás compañeros... todos quedan boquiabiertos por su belleza... menos yo, pero si con la curiosidad de saber de ella y de su desgraciada vida...
la busca en la web... la encuentro y hablamos... y hablamos por más de cuatro meses... y durante ese tiempo le he mandado dinero para satisfacer sus necesidades y la de sus hijos... se crea una relación... una necesidad mía... la de conocerla más y más... día tras día la leo a través de las redes sociales... y, me enamoro una vez más... veo como el bote de la paz se aleja de mis manos y la dejo ir... y quedo embrujado bajo la belleza de la joven mujer... pero uno que ha vivido se permite un poco de locura...
y siento que todo debe acabar... que es demasiado joven para el resto de mi vida... que tras su desnuda belleza no hay mucho que hablar y sí mucho que enseñar... y me digo si vale la pena pasarla ayudando a una mujer con dos hijos a que obtenga la tranquilidad material... mientras lloro al verme tan tonto... tan lejos de mi esencia... tan lejos de mi mismo... y en ese instante es que escribo y lo veo tan claro como la luz del sol... que aquí no hay más que la necesidad unida a la necesidad... una vez satisfechos, desparecen ambos... y siento que mi necesidad de verla, leerla, quererla se van agotando más y más...
quizá mañana mi vida vuelva a su carril y vuelva a caminar como lo que soy... un guerrero de la luz... ya la suerte de la joven mujer quedará en el pasado, algo que no se borrará del corazón… pues uno que ha vivido suele no engañarse… sobre todo cuando abre su corazón… y sabe que del otro lado de la Internet hay una joven vida a quien dios le tiene escrito una bella historia, llena de esfuerzo y mas esfuerzo… hasta llegar a sus pies… mientras yo me quedó en mi cuarto, hablando con la pared, solo… solo… solo conmigo mismo… es decir, con la vida…