De vez en cuando debo escribir cosas como esta, para vencer mi impulso de estupidez y no cometer el error de salir corriendo a buscarte. Disimulo bien. Vivo ansiando el momento en que me des una mínima esperanza de entrar en tu vida, como las moscas cuando esperan a que abras la puerta. Aunque, siendo sincera no sé que haría si pasara. A veces entro en negación y me digo que solo habla la voz de mi orgullo herido, que no aceptó nunca que dejaras de amarme o por lo menos no así de rápido. Lo cierto es, que yo no logro sentir otra vez eso que sentí contigo. Y lo llamo "eso" porque no tengo ni idea de lo que fue, o lo que es, o lo que se volvió. Si me hablaras tal vez estaría feliz, pero también seguro lo arruinaría... Que bueno que hoy estás lejos del desastre que puedo causarte. Leo una y otra vez el borrador que me dejaste en la computadora, cuando aún tenías las contraseñas de todos mis espacios. Lo leo con tu voz fantaseando que me lo dices en ese momento, lo hago para sentir que se conecta de nuevo mi alma y después soportar como muere. Ojalá algún día vuelvas, para sentir que la vida vale la pena, para saber que por las noches hablaremos hasta quedarnos casi dormidos y veas todo lo que he escrito para ti desde aquel día. Tengo muchas páginas mi amor, de estos textos que tanto te gustan. Solo espero que, para entonces, no se haya perdido esa forma de ser que a mí me perdía.