Puede acaso el viajero
sediento colmarse y saciar su sed
Puede el alma andariega acallar
su clamor
Hay de aquel que colmado se quede en la orilla
hay de aquel que apacigüe sus aguas
Deja o pequeño niño que el fuego
avive tu atanor
Viaja y jamás dejes de estar colmado
Texto agregado el 06-11-2018, y leído por 56
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