Al amor…

Ella, abrió lentamente la puerta de sus esperanzas, asomo el rostro y vio al cantor que melancólico y alegre emitía leves notas afinando una canción… quizo entrar, pero al oírlo cantar, su corazón voló a aquellos días en que ella misma le cantó un olvido.

La prosa de aquel cantor dejo de caminar, se quedo en un largo mutis por la vida, por el amor y por esas traiciones tortuosas que hacen que los grandes compositores escriban canciones dedicadas al placer de olvidar…

¡Ah cantor, cantor!

Ella quizo entrar, ella sabía, que en el corazón de aquel cantor siempre habría de habitar ese espacio bonito en el que ambos corrieron con alegría… ¡Ah que días aquellos en que la ropa volaba por los aires y el escribía en su vientre su pasión!

¡Ah cantor, cantor!

Gracias a ella conociste lo que duele la derrota de un amor… pero seguiste tu caminar, y a pesar de que… ella quizo quedarse, ya no habitó en tu corazón.

Ahora ella abre lentamente la puerta de su esperanza, pero ya sabe, que no volverá a entrar, desde el día en que no entendió, que al amor, solo se le asesina una vez.

El Guillo.