Yo creo mi propio yo,
una imagen forjada al uso
que me proyecta y que me sublima,
que me recrea al gusto ajeno,
que altera mi ego en un fructífero ethos
y me presenta al mundo
con una apariencia apropiada.

Yo me invento a mí mismo
con la máscara adecuada,
el semblante alterado
y la aceptada razón ajena
al servicio de una incierta causa
que me aúna y me integra.

Yo me modelo
en la inconsciencia difusa
de un espejo sugerido,
en un contexto mimetizador
de quien espera la aprobación
y es seducido por la otra mirada.

Yo altero mi sombra
proyectando otra luz,
la dicotomía deslumbrante
que me asombra y que me distancia
en la frustración de una pérdida,
de mi propia pérdida
que me segrega de mí.

Acepto la distancia
que me aproxima de mí,
que me separa
y que me permite el engaño.
El decidido día de la creación;
la invención calculada,
el modelaje mimético,
la alteración iluminada
que me crea y que yo me creo.