Cuando abro el cuaderno celeste recuerdo cosas que había olvidado
el temblor de V cuándo nos besamos por primera vez
el color del vestido de mamá el día que terminé el primario
la escarpada geografía de Mompracen
todos los transbordos de Philleas Fogg
los números de teléfono de amigos desatendidos
incluso recuerdo el primer poema que escribí
en otro cuaderno celeste
En el cuaderno celeste hay una pluma roja del cardenal de R
hay una entrada para ver Newell`s Independiente en el metro del 87
hay escarabajos, caracoles y jazmines
una selfie en Machu Picchu con F
también hay panfletos anarquistas,
párrafos fotocopiados de La Comunidad Organizada
letras de los Redondos, papel crepe violeta para teñirse el pelo
hay flecos a crochet tejidos por Pura
un diagrama de la batalla de Stalingrado
hay manchas de jugo de zanahoria, sangre y chocolate
Esta lista es parcial,
cada vez que abro el cuaderno celeste
no sé con qué me voy a encontrar adentro
Hay días en que al cuaderno solo debo leerlo
otros es necesario que escriba algo
no sé por qué es así, parece estar en función de la hoja
en que el cuaderno celeste se abre ese día
pero como sus hojas no están numeradas
es imposible saberlo de antemano
Es por eso que he pasado tantas horas
mirando páginas en blanco
no sé cómo se puede vivir
sin un cuaderno celeste
Hay días que las páginas derechas del cuaderno celeste
despiden una luz crepuscular, tranquilizadora
una luz de trigal en un atardecer de verano
pero más etérea y apacible a la mirada
Otros días las páginas izquierdas del cuaderno celeste
despiden la luz de un amanecer en el cielo de Boedo
una luz de penumbras que se va blanqueando´
a medida que escribís en ella
Texto agregado el 02-11-2018, y leído por 76
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Lectores Opinan
16-11-2018
Muy bueno! tu cuaderno celeste no deja de asombrarme. Cariños. Magda gmmagdalena
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