¿Te das cuenta, amor, que las líneas curvas son más felices que las rectas? Sobre todo se nota en las bocas, de los que besan con ellas frente a los que solo usan la boca para comer el plato combinado de lomo con patatas. A mí me gusta que tú rías, no es preciso que sea estruendosamente, basta con una ligera curvatura.
Hay un joven bohemio en la ciudad que hace grafitis en las farolas, porque dice que están muy serias, y les pinta curvitas de colores. Luego va el diablo por detrás y las borra todas.
Por eso, te digo que huyas del diablo, porque no es bueno, y al no ser bueno, no le gusta ver a los felices, les pone trampas para que se escurran y después los apartan de los suyos.
El río que sabe nuestros nombres ha estado como una línea recta algo de tiempo. Es muy raro que un río se quede así, ¿verdad? El río tiene que fluir y hacer recodos, como tus brazos y los míos. En cambio, la montaña que tengo frente al chamizo del campo, se ha derramado entera encima de los pinos y las carrascas, y ha llenado el trozo de labor que puedo ver, de tierra rojiza y arcillosa.
Con la arcilla se puede moldear la figura, por eso, he recogido de esa arcilla y aquí la traigo, en estos tarros de cristal, para hacer contigo figuras todas curvas, y si alguna queda recta en exceso, la tiramos.
No me quieras solo por las curvas de mi cuerpo, sobre todo quiéreme por la curva de mi boca, mi sonrisa, y cuídala, que no se me vaya cuando estoy contigo. Yo te prometo cuidar tu sonrisa. Es lamentable, amor, que el amor, a las personas, tanta veces se nos vaya a la basura, ...
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