Les pedí rosas amarillas a mis amantes, pues siempre me las traían rojas. De amarme tanto en la puerta, incendiaban el umbral de mi mansión, sin entrar dentro. El terciopelo se fue tornando con sus furias en estopa, y ardía y ardía. Me volvieron loca.
Busco terciopelo en Marruecos; a los comerciantes poetas se lo cambio por estopa. Busco hermanos, busco padres. Busco cuerdas que me aten lejos de mis amantes. Hallo cuartos oscuros displicentes, hallo palos inclementes.
¿Quién puede atar a los locos? ¿Quién sujetar a los bisontes?
Encuentro sogas recias, cuartos oscuros, palos de madera de sabina, la más dura. Que me tiran los andamios, andamios mire a derecha o izquierda, mire atrás o hacia adelante, andamios que lleguen hasta los cúmulos y los nimbos, andamios de poetas albañiles, todos hombres, …
Mas, no vestiré de Halloween, no compraré otras máscaras feas, no vestiré los hábitos, no comeré hasta ser una foca, no me encerraré en una cáscara, no calzaré abarcas del cuarenta, no escupiré a los labios que me besan. No pisaré matando. No voy a renunciar a ser lo que nací: Mujer, mujer, mujer.
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