Es un arrebato impredecible, es el obelisco de la inteligencia consciente.
Es la odalisca de la humanidad, la ninfa de los que como perros; paran sus orejas con el objeto de satisfacer su curiosidad.
Es el canino incisivo en cualquier reyerta, el desayuno íngrimo de los idiotas útiles; y es el petimetre de las cadenciosas con falda, y por qué no, con pantalón también. Es el asalto inesperado de lo esperado por tantas vidas, en sus anhelos y palpitares.
Es el perfecto reflejo de lo deseado, es un victimario de innumerables casualidades.
Pero también es: Un comienzo, un hola, un qué tal, un como estas, un te quiero. Es la lápida de un beso, un fin en sí misma.