Un domingo de la primavera de 2007 (¿O fue en 2006?), el partido de Lanús acababa de finalizar y Carlos “Chiquito” Bossio, el arquero de los granates, había tenido una actuación poco feliz que le valió la reprobación de sus hinchas. “Quesón seguí tirando Quesos” le canto la tribuna de los granates.
Bossio se retiró algo enojado por algunas cosas que le dijeron y seguramente por eso tenía un olor a Queso más fuerte de lo habitual en los pies. Siempre tenía un olor apestante e intenso, por eso los jugadores rivales le pusieron como apodo “el Quesón”, y este se popularizó entre las hinchadas del fútbol. Pero aquella tarde el olor era aún más fuerte que otras veces.
“Quesón seguí tirando Quesos” se repetía una y otra vez en la mente de Carlos Bossio. Es que existía el rumor, una especial de leyenda urbana (urban legend) de que además de arquero, Bossio era un asesino serial (serial killer) que acuchillaba mujeres bellas y les tiraba un Queso.
“Maldita sea” pensó Bossio “Quieren que tire un Queso, pues tiraré un Queso”. Sí, ¿Pero a quien le iba a tirar un Queso Carlos Bossio aquella noche de domingo? Para colmo, en el vestuario apareció Macaya Marquez, sí el gran Macaya Marquez, y le dijo:
- Chiquito, te esperamos esta noche en “Fútbol deprimente”, perdón “Fútbol de Primera”, no tuviste una buena tarde, pero la gente quiere tus declaraciones.
Bossio, siempre muy amable y de muy buena relación con los medios, aceptó, aunque claro antes iba a tirar un Queso… estaba decidido a hacerlo y lo iba a hacer. Carlos Bossio se miró al espejo, se puso los guantes negros, se puso la ropa que solía usar en los asesinatos y tomó el enorme cuchillo que solía usar en los crímenes, un cuchillo muy grande…
En todo asesinato debe haber un asesino y una víctima, en un crimen Quesón, el Quesón es el asesino, y la Quesoneada es la víctima, dado que él era el Quesón, Carlos Bossio comenzó a pensar en quien sería la Quesoneada… mientras lo hacía Carlos Bossio estaba sentado, con el cuchillo que iba a usar en el crimen, comiendo Queso, con sus enormes pies talle 50, mientras veía Canal 13, ahí promocionaron un programita de la tarde donde estaban Fanny Mandelbaum, Laura Oliva y Karina Mazzocco.
Carlos Bossio comenzó a pensar…
- Mandelbauem es muy vieja, y fea, Oliva, es medio bagayo, además de muy pelotuda, la Quesoneada debe ser… sí… Karina Mazzoco.
Mientras el asesino decidió quien sería su próxima víctima tomó el cuchillo y realizó un tajo sobre la horma de Queso, comiendo un enorme trozo de la misma, mientras que con una sonrisa muy socorrona pronunciaba en voz alta el nombre de la mujer a la que iba a Quesonear en un par de horas a más tardar…
- Karina Mazzoco.
El domingo estaba llegando a su fin y la ciudad parecía terminar su letargo para entrar en el bullicio y las tribulaciones de una nueva semana laboral. Un auto se detuvo frente a una coqueta casa de departamentos. En el iban una mujer y un muchacho... ella era Karina Mazzoco, él Mario Guerci.
- Hemos pasado un fin de semana espectacular, Mario – le dijo Karina a Mario.
- Sí, lástima que debe terminar, estoy muy cansado...
- Sí no hubiéramos tenido tanto sexo este fin de semana te decía que te quedarás esta noche conmigo.
- Igual, no puedo, tengo que ir a ver a mi tía Fulgencia.
- Entiendo, Mario. Estoy cansado pero tengo ganas de tener sexo. Me cogería un futbolista, sí, un futbolista que jugó un partido de Primera División esta misma tarde.
- Pero yo no soy futbolista, soy modelo. Mira Karina, solo por un rato, mañana nos juntamos para almorzar, podemos ir a Glendales.
- Prefiero ir a Dorsia.
- ¿Dorsia? Bueno, ahora hago la reserva, ya sabés como son las cosas ahí.
- Por supuesto, Mario.
- Bueno, Karina, te amo.
- Yo también te amo, hasta mañana. Voy a ver “Fútbol de Primera”. Quiero ver futbolistas.
- Hace lo que quieras. Hasta mañana, mi amor.
Karina abandonó el auto y entró al edificio. Cuando ya estaba adentro, Mario abandonó el lugar con su auto. Karina entró al ascensor, llegó al departamento, e ingresó al mismo. Dejó sus cosas en el living comedor, fue al dormitorio, e ingresó al baño para ducharse y después cambiarse.
Lógicamente por el ruido de la ducha, Karina no escuchó que alguien entró a su departamento. Este alguien desarrolló movimientos muy lentos para no ser así escuchado. Era un hombre muy alto, con dos enormes pies, vestido totalmente de negro, con un campera y polera sobre el cuerpo, guantes y un pasamontaña que le cubría la cara. Con su mano derecha sostenía un enorme cuchillo y con sus gigantescos pies, como si fuera una pelota de fútbol, el enmascarado iba pateando una enorme horma de Queso Gruyere.
El enmascarado entró al dormitorio de Karina y esperó que la chica saliera del baño. Mazzoco se sorprendió al ver frente a ella a un hombre gigantes, enmascarado, totalmente vestido de negro, horrorizada comenzó a gritar:
- ¡Socorro! ¡Quieren asesinarme! ¡Socorro!
El asesino intentó lanzarle el cuchillo con el objetivo de asesinarla y le llegó a hacerle algunos tajos en los brazo, pero en ese instante, y como producto del instinto de supervivencia, Mazzoco intentó defenderse y desesperada, forcejeó con el asesino, agarró la máscara y se la sacó.
- ¡Carlos Bossio! ¡Chiquito Bossio! ¡El legendario arquero de Belgrano, Estúdiantes y Lanús! ¡El que hizo un gol de cabeza al Nacho González el 12 de mayo de 1996!
- Sí, soy yo, pero soy un asesino serial, un serial killer, te asesinaré…
- Nooo – dijo Mazzoco mientras se arrinconaba contra una pared y el asesino estaba dispuesto a apuñalarla salvajemente – justo hoy, hace unos minutos, dije que quería que me cogiera un futbolista.
- Soy un asesino, no soy un violador – dijo Carlos Bossio con el cuchillo en mano – soy un asesino serial como los serial killer de Halloween, Scream o Friday the 13th, ellos asesinan, no violan, por eso te voy a acuchillar… Y te voy a tirar un Queso, porque soy un Quesón…
- ¡Nooo! – dijo Mazzoco – no quiero que me violes, quiero que me cojas. Tengamos sexo. Me voy a acostar, y cogemos.
Carlos Bossio quedó contrariado, jamás pensó en ese cambio de planes, siempre con el cuchillo en las manos, le dijo a Mazzoco:
- De acuerdo, no voy a desaprovechar la oportunidad de tener sexo con vos. ¿Qué me van a decir sino las hinchadas rivales? Pero eso, te ataré a la cama… no quiero sorpresas, no sea cosa que seas una asesina…
- ¡No soy una asesina! ¡Atame pero quiero tener sexo con vos, vamos Carlos “Chiquito” Bossio.
El asesino entonces la ató en la cama, de pies y brazos, cuando Mazzoco ya estaba atada, le dijo:
- Haceme cosquillas en los pies.
- ¿Cosquillas? ¡Te voy a asesinar, Mazzocco!
- Sí, Bossio, asesiname, pero haceme cosquillas en los pies.
Carlos Bossio entonces tomó una pluma y empezó a hacerle cosquillas en los pies a Mazzoco, luego puso sus pies sobre la mujer, que los olió, besó, chupó y lamió. El olor a Queso era sofocante, intenso, apestante, muy fuerte, algo inimaginable.
Carlos tomó el Queso y lo tiró sobre Mazzoco, dicen que entonces la mujer le dijo:
- Me hicistes cosquillas en los pies, pude disfrutar de tus Quesos, ahora quiero lluvia dorada sobre mí, “Golden rain over me, please”.
- ¿Lluvia dorada? ¡Te voy a asesinar, Mazzocco! – Y Carlos levantó el cuchillo, dispuesto a apuñalarla…
- Sí, Bossio, asesiname, pero con la lluvia dorada sobre mí.
Carlos entonces cortó un trozo del Queso y orinó sobre el mismo, usando los agujeros del Queso como una regadera, mojando a Mazzoco, que disfrutó del momento como nunca lo habría hecho.
Luego le chupó la pija a Bossio, y el arquero le chupó la concha. Los dos disfrutaron mucho. El juego sexual continuó. Mazzoco, le dijo ahora:
- Quiero que me des patadas en el culo, como cuando sacas del arco, dale, dale…
- Yo no le pegó a las mujeres – dijo Bossio con el cuchillo en la mano – como tampoco las violó, directamente las asesinó. ¡Te voy a asesinar, Mazzoco!
- Asesiname, pero dame patadas en el culo primero.
El arquero accedió al deseo de Mazzoco, y luego de que la mujer, atada, se dio vuelta como un pollo al spiedo, le dio varias patadas en el culo. Fue doloroso, pero Mazzoco lo disfrutó mucho.
- Ahora sí, te asesinaré Mazzoco – le dijo Bossio, con el cuchillo en mano – ahora que estas dada vuelta, te apuñalaré por detrás.
- No, Carlos, nooo, mejor cógeme por atrás, y después por adelante.
Y Bossio accedió al pedido de Mazzoco, primero la cogió por atrás, después por adelante, y disfrutó mucho.
Con el cuchillo en mano, el asesino se dio cuenta que tenía que ir al programa de Macaya Marquez, y ahora sí le dijo:
- Bueno, Mazzoco, ahora sí, la pasamos muy bien. Te asesinaré. Vine a asesinarte y lo voy a cumplir. Te quesonearé. Te daré tantas puñaladas como agujeros tiene este Queso.
Y Carlos señaló el enorme Queso Gruyere que estaba como mudo testigo, Mazzoco dijo:
- Ya logré mi sueño de tener sexo con un futbolista, con el gran Carlos “Chiquito” Bossio, ahora hace lo que quieras. Me asesinarás pero un clón estará mañana con Maldenbaum.
- Estas totalmente loca, yo también lo estoy, soy un asesino y bueno… te asesinaré Mazzoco.
Esta vez Carlos Bossio cumplió con su palabra, y se puso nuevamente el pasamontañas sobre el rostro, y cuchillo en mano, se tiró sobre la cama, la chica horrorizada intentó resistirse pero la furia del asesino no tuvo freno, y comenzó a apuñalarla salvajemente. Cuchillazo va, cuchillazo viene, le dio como ochenta, noventa, cien puñaladas. Cortes y heridas en todos lados. Era un cuchillo muy grande…
Cuando terminó, el asesino limpió el cuchillo en las sabanas, tomó el Queso y lo tiró sobre el cadáver de la víctima.
- Queso – dijo en voz alta - ¡Quessooooo! – dijo aún con la voz más alta.
Dejó entonces el cuchillo clavado en el estomago de su víctima y el Queso sobre el cadáver.
El asesino se retiró del departamento, mientras estaba en el ascensor bajando, se sacó el pasamontañas que le cubría el rostro. Con la misma impunidad con que había llegado al lugar, se retiró del mismo.
Iba caminando por la calle, pasaron por el lugar un grupo de chicos, que pararon al asesino y le dijeron:
- ¿Vos sos Carlos “Chiquito” Bossio, no? ¡El que le hizó un gol a Racing cuando jugaba en Estudiantes!
- Sí, soy yo, Carlos Gustavo Bossio, pero todos me conocen como “Chiquito”.
- ¿Nos firmás un autógrafo?
- Por supuesto, uno para cada uno.
Uno de los pibes le dijo:
- Sos medio Queso, te hacen goles estúpidos.
- Y sí, pibe, no soy medio Queso, soy un Quesón.
Otro de los pibes agregó:
- Dicen que sos un asesino serial.
- Lo soy, un serial killer, ja, ja… miren ahora el programa de Macaya Marquez, ahí estaré.
Carlos “Chiquito” Bossio entonces sonrió se sacó fotos con los chicos y firmó autógrafos para todos.
Tras bañarse y cambiarse en tiempo record, quedó Chiquito Bossio muy elegante, y rato después estaba con Macaya Marquez analizando el Tele Beam, el Premio Chamigo y otros clásicos del recordado “Fútbol de Primera”.
El programa se interrumpió bruscamente al conocerse una noticia:
- ¡Asesinaron a Karina Mazzoco! ¡95 puñaladas y un Queso sobre el cadáver!
- Qué cosas che – murmuró Chiquito Bossio - ¿Otra vez el asesino Quesón? Ja, ja, ja…
Macaya Marquez, siempre antiséptico, incoloro e inodoro, dijo:
- Ahora el partido esperado por todos, Arsenal vs Olimpo, un encuentro que cambiará la historia del fútbol argentino, de aquí a la eternidad… |