De día los edificios le parecen triviales al cuaderno celeste
pero de noche la fragilidad de sus interiores lo hechiza
el cuaderno celeste no acecha buscando desnudeces
espía por hambre de la piel de otro
conocer su manera de gastar latidos
por eso la literatura:
respirar todos los alientos
que inspiran aire ajeno.

Cuando se espía
siempre nos carcome la duda
si lo que vimos sucedió o lo soñamos
como ese día que en el edificio de enfrente
una pareja se amaba con la ventana abierta
parecía una película,
un show webcam amateur.
El cuaderno celeste escribe:
la intimidad de dos se basa
en la derrota de un tercero
en un oscuro que persiste tras un vidrio
y que expulsado los espía

El cuaderno celeste me obliga a encender todas las luces
no solo las que iluminan mis quehaceres
quiere que un halo continuo de ventanas encendidas
que esclarezca su presencia viendo
un modo de decir ACA ESTOY
déjenme su vida con las persianas altas
ACA ESTOY soy la brasa que persiste
la brisa que mece las cortinas
el que husmea el descorrido aliento de sus vidas
oscuro y necesario como la literatura
que es brasa que también
con calculada lentitud
se enfría