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El golpe del martillo era inminente.
Hacía rato que esperaba la definición de su sentencia. El temor a ser condenado era tal que en los últimos cinco minutos había perdido su capacidad auditiva.
Mantenía los ojos cerrados y cuando de tanta fuerza por apretarlos cedía un poco, volvía a ver al Juez leyendo la maldita sentencia , y presa del terror volvía a cerrarlos.
No quería ser condenado. Era inocente.
- No pueden condenarme así, no pueden – se repetía mentalmente.
Sudaba mucho y comenzó a temblar. Personas murmurando y señalándolo con gesto acusador se multiplicaban alrededor suyo. Sentía que con cada murmuración su valía se derrumbaba un poco más y se resistía a tanto atropello.
- ¡¿Por qué me hacen esto?! ¡¿Por qué?!
No supo cuanto tiempo más pasó en ese estado hasta que sintió que alguien le tocaba el hombro.
Abrió los ojos y vio la sala de audiencias vacía.
Ya no estaban allí ni el Juez, ni los testigos, ni los guardias. Hasta el público se había marchado.
Sentado a su derecha aún se encontraba el defensor.
Éste, con una sonrisa digna de una madre y mirándolo a los ojos expresó:
- Inocente.
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Marcelo Arrizabalaga.
Buenos Aires, 9/11/2016.
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Texto agregado el 23-10-2018, y leído por 221
visitantes. (11 votos)
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Lectores Opinan |
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24-10-2018 |
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Muy bien logrado el estado de ansiedad extrema que lleva a la sordera y a la enajenación. Te felicito Yvette27 |
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23-10-2018 |
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Tuvo suerte, con una justicia tan errática como la que hoy existe, bien podría haber sido un inocente más entre rejas. Me gustó. Magda gmmagdalena |
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23-10-2018 |
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Es terrible sentir esa sensación de injusticias.
Lo importante es que todo quedó en unos días tensos al ver el resultado tan esperado*****
Un abrazo
Victoria 6236013 |
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23-10-2018 |
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Tensión muy bien conducida de principio a fin. Se vive el sufrimiento del acusado. El juez resultó magnánimo. Un beso. Daiana |
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23-10-2018 |
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Sería genial que un día narraras la angustia y no solo la contaras. eRRe |
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23-10-2018 |
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Tremenda tension que expresaste con brevedad y contundencia. Abrazo sendero |
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23-10-2018 |
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Un despliegue de fluidez tiene esta narrativa. Te eleva, te da una voltereta y al final, respiras. Arte, amigo Marcelo. Encantador texto. Un abrazo full. SOFIAMA |
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23-10-2018 |
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Ufff que alivio carmen-valdes |
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23-10-2018 |
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¿Sabes que eso es mucho más frecuente de lo que imaginamos? Pasamos la vida saltando de angustia en angustia y lo que tanto tememos jamás sucede. Pero mientras haya paranoicos tendré clientela. -ZEPOL |
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23-10-2018 |
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Sin ver ni oír la sentencia al abrir los ojos y además recuperar la audición, vio una sonrisa y en sus oídos retumbó la palabra más esperada. vicenterreramarquez |
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23-10-2018 |
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Ufff, qué alivio! Estuve reteniendo el aliento. MujerDiosa |
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23-10-2018 |
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Bueno al menos el final fue feliz. Cinco aullidos sentenciados yar- |
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23-10-2018 |
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Era el de los 70.000 millones. Muy bueno! juancarlosII |
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