Mi locura siempre es sencilla.
De vez en cuando se rompe en dos
u olvida darme libertad.
Es una locura con cuerpo y alma,
salpicada por gotas de rocío.
Exuberante en su desmesura y tierna
en medio del cansancio.
Una locura que lleva a una orilla incierta,
paganamente hermosa y lúcida.
Un decorado de lo efímero
para enterrar sin daño los recuerdos.
Ella y yo tenemos un pacto tan antiguo,
que, en ocasiones, en el espejo,
me deja ver su rostro.
Texto agregado el 21-10-2018, y leído por 80
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