El poema ya no me habla,
se habrá quedado dormido
le recitaré una nana,
no me sueña descifrando su piel de papel
ni hilando versos dorados sobre sus alas de pájaro.

No veo cuando abro los ojos y te miro,
no hallo en las manos que tiemblan
aferradas al alambrado,
no oigo cuando grito
hacía la inmensidad de este cielo
que nos ha desamparado,
no dudo frente al universo
que me terminará devolviendo al átomo.
.
El mundo duele, humano,
pero aun podrás ver nacer el sol
si despiertas temprano,
aun podrás ser espuma en el mar
dentro de las pupilas del náufrago.

He despedido a muchos amigos en el camino
que nada tuvieron que ver conmigo,
he mirado la pared de mi cuarto
celebrando la imaginación como un vómito de exilio,
como una expresión de dolor, de asco y redención, hermano.

He soñado que volaba
y contra el paraíso me estrellaba,
buscando días que me devolvieran
el reflejo del barro y la infancia
mientras que la noche de octubre ha entrado, con sus sombras,
por el cuadro que forma mi ventana.

No te preocupes
que el instinto no traiciona,
no le temas a los días que vendrán
déjalos ser y te trans/formarán.