Suspiros soledaños,
como esas amistades de añoranza.
Suspiros agobiantes, expresando
que incluso las noches son mejores
y tus huesos, nobles se muestran,
cuando les das reposo.
Suspiros habitados que se albergan en
el cuenco emocionado del alma.
Y con tal afabilidad florecen
que, por antonomasia, son súbita
alegría, no importa la pequeñez del motivo.
Suspiros a primera vista, sin imposibles como
los otros.
Estallan con la suavidad del horizonte
sin un redil definido.
Son suspiros enamoraos, transmisores de una paz inconmensurable.
Besas mis manos y la inteligencia vital de mi piel
se conmueve con tus suspiros que son estaciones.