El diez de junio de 1898 el día se ensombreció cuando la explosión de una mina de tierra segó la vida de Tuone Udaina, en la isla de Veglia, en 1898. Burbur , el peluquero, fue el último hablante del veglioto,un dialecto dalmático, lengua romance.
Era un hombre sencillo , que aprendió la lengua de oír las conversaciones privadas de sus padres.
Antonio parloteaba a solas la lengua de sus antecesores para evitar su extinción.Incluso fabulaba en veglioto con el propósito de evitar la muerte segura de esa variedad neolatina.
A veces se despistaba en la barbería y balbuceaba palabras en ese dialecto , a sabiendas de que ya nadie lo entendía. Quería apresar la variedad descendiente de la lengua que los soldados romanos, hace siglos,llevaron a su tierra, Croacia.
Se sentía solo, muy solo, pero responsable de la salvaguarda de un tesoro de siglos.
Las cosas cobran vida al nombrarlas. Parece que al nombrarlas se iluminan y se hacen presentes.
El día de la explosión un rico mundo se extinguió al apagarse la voz de Burbur, el barbero.
Antonio , un hombre sordo y desdentado, fue en una desoladora soledad el último hablante del dalmático. El diez de junio de 1898 , en la isla de Veglia, todo un mundo se desvaneció.
Nota: cuento a medias realista , a medias fantástico sobre la tragedia de la muerte de una lengua. |