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LA MUJER DE LOS DOS ROSTROS – CAPITULO VI

Francheska pone en marcha su plan para acercarse al cabecilla de la otra mafia, pero para ello necesita que entre en acción Martiña con sus encantos y dulzura.

Llegado el día, Martiña se disfrazó de novicia, se veía perfecta con su cara angelical, tomó su vehículo y salió rumbo a la embajada en busca del cabecilla. Cuando llegó, todo el contorno de la embajada estaba llena de hombres armados.

El cabecilla igual que ella nunca había levantado sospecha, ya que para el mundo él era un importante y respetado Señor.

Se bajó del vehículo y se dirigió a la entrada de la embajada allí fue interrogada por uno de los guardias que con voz áspera le preguntó: ¿Qué desea usted? Ella como era muy astuta le contestó: me han hablado sobre el Embajador que es muy caritativo y quiero hablar con él, porque mi convento necesita de una buena donación para los niños que tenemos a nuestro cargo, necesitamos hacer un pequeño hospital para atenderlos. Se lo dijo casi llorando, ya que ella sabía actuar muy bien. Esto no es beneficencia pública. Por favor, déjeme hablar con él, porque esto le va a dar publicidad y una buena imagen ante el mundo. Éste lo pensó y le dijo que vería si el Embajador la atendería. El guardia la dejó como dos horas esperando, ella estaba impaciente, y pensaba, esto lo vas a pagar pajarito, deja que me una al cabecilla, a mí nadie me deja esperando.

Cuando el guardia vino tomó la precaución de revisarla y vio que no estaba armada, pero mientras la revisaba le tocó las piernas, y le dijo: no estás hecha para ser monjita, estás muy bien formada. Ella estaba furiosa pero se contuvo porque estaba metida en la boca del lobo.

El Embajador la recibió muy cordialmente, y ella le dijo: su guardia es bien atrevido, creo que debe llamarle la atención, ya que eso le da una mala imagen a esta organización, se ve que tiene poco tacto y muy mala educación, luego le preguntó: ¿ cómo siendo usted una persona tan respetable va a tener ese tipo de gente trabajando para usted? Ella le hablaba de una forma que realmente él pensó que ella era una novicia. Después que ella le explicó a lo que venía, éste muy amable le extendió un cheque de una suma bastante jugosa. Ella tomó el cheque y soltó una carcajada. Él se sorprendió y pensó que estaba desquiciada o emocionada por la jugosa donación. ¿Qué pasa monjita?, le dice él, de que se ríe. De usted contesta ella riendo. El se pone serio y le dice: usted debe estar loca, le doy una gran suma de dinero y usted se burla de mí. Oh, no es eso, es que yo no soy monja y te confundiste, soy más astuta que tú. Él la tomó fuertemente por el brazo y le preguntó en un tono fuerte ¿Quién eres? , suéltame, le dice ella. que puedo ser tu aliada; éste todo confundido la suelta, y ella le explica quien es realmente, se quita la toga y los lentes de contacto y éste la reconoce como Martiña, y le dice tú…., mi adorable y dulce Martiña, la que todos aman, la que da generosas donaciones, no pudo creerlo, -sí- yo, y tú mi adorable Embajador, él que siempre me busca en los grandes eventos sociales, tampoco puedo creerlo que seas el cabecilla más grande y poderoso de la mafia.

Él se escandalizó y le preguntó: ¿cómo me has descubierto? no te preocupes como, quiero aliarme contigo. Pero … Martiña, estás loca, le dice él, algo nervioso. Si estuviera loca no te hubiese descubierto corazón de carbón. Ésta le explicó su doble personalidad. Él estaba sorprendido, y le dijo: yo intuía que detrás esa carita de ángel se escondía una diablilla. Como estaban hablando a puerta cerrada, Martiña tomó un puro de los de él, lo encendió y empieza a fumar. Oye, le dice él, pero está no es la otra fase que yo conozco de la adorable y educada Martiña. Lo que pasa es que en estos momentos no soy Martiña, soy Francheska, claro me hace falta mi antifaz, le dice ella riendo.

El le da la mano y le dice ¿socios? , socios le dice ella, llena de satisfacción. Ahora me vestiré de monja porque no quiero que tus hombres conozcan mi identidad.

Antes de irte quiero preguntarte algo muy importante ¿Quién me delató? No te preocupes, le dice ella, el que te delató está a tres metros debajo de la tierra, fue el Industrial. ¡Martiña, tú hiciste ese trabajito! No, como vas a creer, fue Francheska que tiene sus contactos. Cuando se iba a retirar vio a dos rubias que entraron sin anunciarse, ésta las miró pero como iba de salida no quiso indagar, porque lo más importante lo había conseguido, asociarse con el cabecilla.

Salió a pasos rápidos, pero antes de salir le dio una mirada amenazante al guardia que la había revisado.

Continúa…



Texto agregado el 11-10-2018, y leído por 90 visitantes. (5 votos)


Lectores Opinan
12-10-2018 Bien. Sigo. Magda gmmagdalena
12-10-2018 se pone interesante yosoyasi
11-10-2018 Intriga, como se desarrollara? MALO1213
 
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