Siente los pasos no estar en sincronía,
las manos tiemblan,
agarrando recuerdos,
sufre en silencio pues no hay compañía,
pues sabe que pronto se oirán los destellos.
Quiere sentirse feliz en una melodía,
disfrutar de la brisa y el viento,
sonreír un poco para sus adentros
y sentirse útil,
o creer que lo fue algún día.
Mira los retratos de su alma subyacente,
trata de recordar su origen,
pero antes de perderse de nuevo de ese presente
alguien toca a su puerta
anunciando su presencia.
Y rompiendo los silencios se escucha:
Hola mamá.
Toca aquella rosa blanca entregada,
en ella un juguete que parece recordar:
Fue de su hijo, el primero naciente,
su mente senil recobra el sentido
y empieza a llorar.
Sabe donde se encuentra,
Flashback de alegrías atacan su demencia,
quiere gritar su sentir y pesar
quiere decir que ya está bien ante la sociedad
que lo malo fuera de ella quedará.
Pero antes de pronunciar aquello...
La visita termina pronto como siempre,
dejándola triste y a kilómetros de distancia.
Segunda parte:
-¿Cuántos hijos tuviste?- Preguntó una voz agotada y acercándose al patio de aquel lugar, su silla de ruedas golpeó el meñique de la distraída viejecita.
-Cinco- contestó Mercy con orgullo-. Pero ninguno pudo conmigo, cuando yo pude con todos- su hilo de voz falló.
Cuando sacrifiqué mis noches y lujurias de la vida para dedicarme a ellos sin recelo.
-Así son todos cariño -trató de animar aquella viejecita.
-¿Y tú cuantos tuviste? -Preguntó Mercy curiosa.
-Ninguno- parecía orgullosa al decirlo-, para evitar lo que estás sintiendo ahora. Pero ¿sabes?, no hay diferencia, la soledad golpea a cualquiera.
A cualquiera....
Al final siempre es a cualquiera...
Se dirigió al dormitorio con este pensamiento.
Mercy cerró los ojos y algo alentador y deslumbrante para ella ocurrió....
Sumida en buenos pensamientos al fin, todo lo malo de ella se alejó...No volvió a despertar jamás, no sin antes escuchar algo que no la quiso alejar de aquel lugar:
¡Hola Mercy!
Te estuve esperando, amor.
***
Hooooliii ¿cómo estás? ¿te portaste mal? ¡Dime que sí por favor!
Gracias por leerme y por tus comentarios hermosos y animosos.
Me perdí un poco porque anduve en feriado, tratando de relajarme. Peeero no se preocupen escribo todos los días y poco a poco voy subiendo mis versos de papel..
Este poema acompañando con prosa es tan sublime, bello y a la vez triste. En casa tenemos a mi abuelita enferma y gracias a Dios ella cuenta con sus hijos y toda su familia aunque su mente ya no nos recuerde tratamos de que se sienta segura y amada.
Lamento mucho cuando hay casos donde los hijos se olvidan de sus padres y los abandonan.
Bueno yo me digo siempre que yo misma me instalaré en un ancianato jajaja. Para aquello falta mucho (espero)...
Te envío muchas buenas vibras...
Besos,
Kahedi
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