Luna

Pasé por casualidad por esa intersección, iba por un dato para comprar un repuesto para una olla a presión, pendiente de la numeración de la calle caminaba lento, me distrajo entonces un bullicio. Un montón de curiosos hablaban entre ellos y otros que vociferaban. Pasé por delante del corrillo y no pude evitar el acercarme al ver que había un vehículo de rescate de animales.

Entonces te vi entre medio de toda esa gente, medio asomada como una luna en cuarto menguante detrás de un montón de cajas, tu pelo blanco medio gris en ese momento por la mugre y algunos machones de sangre seca en una de tus orejas, herida ganada de seguro en alguna pelea. No querías que nadie te tocara y habías mordido a varios que lo intentaron.

Mis manos comenzaron a temblar al ver la escena, sentí la impotencia de estar parada ahí sin hacer nada, entendiendo que los que trataban de ayudarte hacían lo que podían, sin embargo, se veían obstaculizados por los curiosos y lo estrecho del rincón donde estabas escondida. Comencé a alejarme para no ser una más en el montón de curiosos. Pero entre todo ese tumulto me miraste de una manera tan extraña y como un imán me fui directo hasta ti y tu sin ninguna explicación lógica saltaste a mis brazos y te acurrucaste en mi pecho.

¡Hay Lunita!, me costó tanto convencerlos a todos, pero aquí estamos, estás aprendiendo a confiar y luces bellísima.