PIGMENTOS
Yo era el azul, la manta cristalina que reflejaba la profundidad del mar, un destello de luz.
Tú eras el rojo, el calor que envolvía los sueños y la realidad, una ilusión fugaz.
Pensamos que éramos colores completos sin necesidad de nadie más, pero me tocaste y por un segundo nuestros pigmentos se envolvieron y dieron vida a un resplandor violeta. Inmensidad, incandescencia infinita.
Yo era el azul, tú eras el rojo; matices nuestros en el cielo, colores y destellos iluminando el firmamento. Los días y las noches jamás nos detuvieron, vivíamos entre estrellas, atardeceres, nubes y arcoíris.
Encendimos todos nuestros sentidos, hipnotizamos la ciudad, ardimos en fiebre y terminamos fundidos en un sol resplandeciente; y fue entonces, que abruptamente decidiste que el purpura no era tu color y huiste.
El cielo no solo perdió su tinte también me desvaneció. El sol vive, pero esta vez sin iluminar, ninguna estrella ha de brillar, noches en vela eternas, días que no han de contar.
Yo era el azul, la manta cristalina que ahora vivirá manchada por tu tinta, no más destellos de luz en mi vida.
Tú eras el rojo, el calor en donde hoy mueren mis sueños y mi realidad, fuiste solo una ilusión fugaz.
Pensé que era un color completo sin necesidad de nadie más, pero te tenía que tocar y por siempre creeré que nuestros pigmentos nos envolvieron para dar vida a un resplandor violeta perfecto. Inmensidad, incandescencia infinita.
Yo era el azul y ahora soy un poco más rojo; matices y ecos nuestros en el cielo, colores y destellos muriendo a lo lejos del firmamento. Los días y las noches se detuvieron, sucumbimos entre estrellas, atardeceres, nubes y arcoíris.
Eternamente a través de los cielos pigmentos nuestros.
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