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Una mañana en un reten de la guerrilla

“Quietos esto es un reten” gritó un guerrillero mientras apuntaba con su arma al auto en el que yo viajaba.

5 de marzo de 1998, un viernes; el domingo siguiente se celebraban elecciones presidenciales, la tensión era evidente. Ese día me levante como de costumbre a esperar el bus que me llevase al colegio.

6:45 AM, ya era muy tarde para mi y el bus no pasaba, algo extraño sucedía; pasó mi tía Rosalía en el carro y me recogió, adentro estaban mis dos primos y otras dos amigas; unas cuadras más adelante recogimos a otros dos amigos, todos íbamos tarde para el mismo colegio.

Andamos un kilómetro desde la última parada, y una fila de carros nos detenía, supuse que habían cerrado el puente, y tendríamos que devolvernos y coger otro camino, pero se acerco un hombre con uniforme del ejercito y aspecto bonachón que dijo: “Quietos esto es un reten”, enseguida mi tía respondió: “se demora mucho, es que los muchachos van tarde para el colegio, ¿pódemos devolvernos y coger el otro puente?”.

“señora, ya le dije, quietos que esto es un reten…de la guerrilla” dijo el guerrillero girándose en dirección al carro apuntando con su fusil. Todos quedamos en silencio, inmóviles, no sabíamos que hacer; pasaron los minutos y mi primo se bajo del carro aún cuando mi tía se lo prohibió.

Me baje del carro, tenia entumecidas las piernas en la vía todo estaba en una tensa tranquilidad, entonces reconocí a un amigo de la primaria que vivía por esa zona, le pedí prestado el teléfono.

“mamá, no salgas de casa. ¿Papá está? Dile que la guerrilla se tomo el puente del río Guatiquia. Estoy bien, llama a los conocidos; no vengas….” Se cortó la llamada, y se escuchaba a la gente conversando afuera.

8:00 AM. A un lado del puente hay un camino rural, del que salió un ejercito de guerrilleros, aún recuerdo a una guerrillera en especial, era de mi edad, rubia, de ojos azules y cachetes rosados, que cargaba un gigantesco morral y un viejo rifle; con ella también llego un guerrillero de bigote, de unos cuarenta años que se paró sobre una camioneta y dijo: “su atención por favor, somos el frente 53 de las FARC, y esto es un reten con fines políticos”.

El guerrillero inicio su discurso, y aclaró que no tenían panfletos para repartir, la gente le prestaba atención, pero no a su discurso, lo observaban con asombro y algo de temor. El guerrillero finalizó su discurso diciendo que siguiéramos todas las indicaciones y que si aparecía el ejercito, cada quien vería por su vida.


9:00 AM. Me acerque al guerrillero y quise hablarle, preguntarle algo, pero me esquivo indicándome que tenia que subir a la montaña; ya hacia calor y ninguna tienda estaba abierta, en esas llegó un camión de la cervecería Leona, entonces un guerrillero joven dijo: “si tienen sed vengan al camión y tomen algo” unos cuantos llegaron tímidamente a tomar unas botellas de cerveza, luego mi primo, Fabio, me dijo: “chino, camine y nos bajamos una canasta”

Mi primo y yo alcanzamos a llevar al carro dos canastas de cerveza y un six-pack de malta, que repartimos entre los pasajeros del carro de mi tía, en ese momento, comenzaron a subir carros por el camino rural, y llego un guerrillero que le ordeno a Fabio subir el carro solo, y el resto tendría que quedarse en la carretera.

Cuando ya no vimos el carro un tremendo ruido paso por encimas de nuestras cabezas, un avión OV-10 y dos Tucanos, hostigaban la cima de la montaña desde la carretera se veían los estallidos de las bombas, y el caos reino.

Cuando los disparos dominaban el aire busque refugio debajo de una camioneta, me acosté debajo del motor (que es el área más segura) y espere, no demoraron en bajar guerrilleros heridos, los cargaban civiles y guerrilleros que corrían de arriba a bajo.

Pasaron unos 15 minutos de tiroteo, cuando el silencio volvió a reinar, entonces se escucharon muy cerca dos ráfagas de disparos, le pregunte a un guerrillero qué pasaba y respondió satíricamente: “Habían dos chulos que ya no van a molestar”.

Mi tía estaba muy asustada, los nervios los tenia de punta, los disparos los bombazos, y su hijo, Fabio en la montaña con el carro; en esas se encontró con un periodista conocido y acordamos salir en el carro de él, que tenia identificación de prensa, primero hice subir a mi tía, mi prima y dos amigas, luego yo me monte, mi tía estaba al volante, el periodista dijo que se quedaba.

Pasamos dos puestos de control, de los guerrilleros con la identificación de prensa, pensé que todo ya había acabado, pero Villavicencio era un pandemonio, el combate se escuchaba en toda la ciudad y los aviones de la fuerza aérea surcaban el cielo en todo momento. Cuando llegue a mi colegio y explique lo que había pasado, nos trataron casi como a héroes (por el hecho de haber llegado al colegio, y no a nuestras casas), tuve 5 minutos de fama.

Ese día era viernes, mi primo fue liberado a las 12:00 PM, y el baúl seguía lleno de cervezas, los disparos se escuchaban a lo lejos. Mi primo fue a buscarnos al colegio, para ir a casa, y para tomarnos las cervezas que la guerrilla nos permitió llevar.

Texto agregado el 25-09-2004, y leído por 190 visitantes. (0 votos)


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