Tras la muerte de sus padres, decidió seguir viviendo sola en el hogar familiar. Más un creciente temor de indefensión comenzó a invadirla por las noches, impidiéndole dormir. Para sentirse más segura, duplicó las cerraduras en toda la casa.

Aquella noche al fin pudo descansar, pero un ruido la despertó. Era el forcejeo metálico en la puerta de entrada, se levantó sigilosa. Percibió el brillo del giro en una de las cerraduras... luego la otra. Tarde comprendió que el exceso de seguridad la había puesto en peligro. Desde la entrada, con los ojos inundados de lascivia, la miraba el cerrajero.


M.D


Cuento Participante Reto Cien Temático: El Miedo