Desde niño he reído junto ha estos dos pequeños árboles...
me imaginaba subiendo su breve altura
Para comenzar las mañanas, porque al sentir sus hojas verdes sobre mi pelo...
Fue el elogio seguro, de estar en ellos,
allí en el centro de mi imaginario ser;

Su cielo más alto de todas las cosas,
pensaba que en cualquier momento me iré por un camino que no retorna;
Las moradas son transitorias bases de los preocupados por el sitio,
en un provincial momento...


Uno en la vida nació para viajar sobre los horizontes
haciendo caminos rebeldes que se transforman,
huyendo y defendiendo el espacio para ir..
Somo distintos,

con ese algo de incierto para vivir,

Penetras el hacha; haciendo que los árboles fueron para tallarlos:
Para abrir las puerta de la imaginación no es necesario
abrir y repasar el pasado...
hay lugares para llegar, es en el instante.
Inmortales son los viejos árboles de la imaginación

Riámonos de la llegadas de la tardes,
los bazares venden el tiempo que tu mismo buscas,
indiferente no es la esquina de la vida,
Que miran los curiosos.
De aquello que en paso..
lento nos deja..

Desde el rancho de adobe y lata casa Taller_Juan_Poeta