Un día más, un día menos... de pronto todo se vuelve lo mismo, y es que la vida misma nos obliga a vivirlos sin remedio ni descanso.
Hoy es como ayer e igual que mañana. Tal vez halla una variación de música o de tiempo. El trabajo del clima mismo es para hacernos pensar que son distintos, pero no logra ser así. Se levanta, a la hora que sea, y aun se siente cansada; desayuna (con dieta o sin) y se come algo a media mañana. Después viene el almuerzo, el trabajo por la tarde, y la larga espera hasta que termine. La once para algunos (*), la cena para otros y... denuevo a la cama.
Todos los días hay altibajos, tal vez en relación a qué tan optimistas seamos, y es que, al final, sólo nosotros cambiamos, y sólo si estamos dispuestos... Lunas, Martes, Miércoles... tal vez algunos días hacemos menos cosas...



(*) once es la hora del té