Dos mágicas hadas han llegado para habitar nuestra casa,
ellas vuelan de acá para halla buscando su lugar,
campanita anida en sus brazos a la pequeña nieves,
mientras el duende Agustin las observa con desagrado,
el se hamaca en la rama de un árbol con el ceño fruncido,
ellas lo ignoran mientras se acomodan en la ventana del living.
Dos mágicas Hadas han agrandado la familia,
ellas vienen para ser parte del nacimiento de las flores, del trinar de los pájaros,
quieren compartir los amaneceres, los días lluviosos,
las noches estrelladas, la redonda luna,
Agustin no podía disimular su descontento,
eran muy bellas ellas aunque estaban invadiendo su hogar.
Las hadas fueron iluminadas por los rayos del sol,
dándoles un áurea de maravillosos destellos,
el duende quedo asombrado por lo que veía,
campanita había tejido helechos de seda para proteger a nieves,
la pequeña hada anidaba en los brazos maternales,
sentado mientras un cigarrillo fumaba miro que las alitas de las hadas,
habían sido tejidas con las lagrimas derramadas de la madre preocupada.
Duende y hadas hoy conviven en armonía en la sala de mi casa.
CAL.COR
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