Dejé todo por estar a tu lado, y por algún tiempo vivimos felices.
Este hoy tiene granos de silencio y ausencia. Me evitas. Comprendo que nos hace mal seguir montados en un viento que no existe. En la próxima vez, cuando transitemos por la plaza central, responderé a tu sonrisa con otra, como el jugador que enseña su juego, sabiendo que tiene otro menor.