El extraño paquete.
Mariela paseaba una tarde de domingo, en su bicicleta por la rambla cuando notó que había un pequeño paquete que la gente pateaba de un lado a otro sin detenerse a ver cuál era su contenido.
La muchacha no quiso pisarlo y detuvo su bicicleta, lo abrió y se encontró con un animalito muy extraño que la miraba agradecido.
Y tú ¿qué eres? Le preguntó inocentemente aunque sabía que no obtendría respuesta.
___No te preocupes por lo que soy, le respondió el extraño ser pero te aseguro que tu vida va a cambiar desde este momento, fuiste la única que me tuvo en cuenta, mientras los otros me pisoteaban, tú te detuviste a ver qué había dentro de la caja y voy a darte algo que no suelo hacer, voy a protegerte mientras vivas de todo ser que te ataque así sea física como verbalmente, y cuando digo todos es eso mismo lo que quiero decir, nadie podrá hacerte daño y si lo hace deberá desaparecer o ser eliminado.
Mariela no salía de su asombro y se sentía un tanto asustada, aquél extraño y pequeño ser hablaba, eso quería decir que no era un animal, pero, tampoco era un ser humano, aquello no le gustaba nada pero decidió ponerlo a salvo sobre un banco de la rambla y se marchó pensando que quizá el sol de aquella tarde de verano, le había afectado.
Llegó a su casa tomó un baño y trató de olvidarse de lo ocurrido pero a pesar de que trató por todos los medios, le era imposible hacerlo.
Llamó entonces a una amiga para contarle lo sucedido y lo que obtuvo como respuesta no le gustó, buscaba a alguien con quien compartir su extraña experiencia pero su amiga lo único que le dijo fue que dejara de fumar hierba y que viera a un “loquero” ya que lo que le contaba no tenía ni pies ni cabeza.
Mariela le contestó que ella no fumaba ninguna clase de hierbas y que no estaba loca dando por finalizada la conversación pero dejándole un sabor amargo al saber que su mejor amiga no confiaba en su sano juicio pero a la vez se puso a pensar que quizá no estuviera tan errada ¿Qué otra explicación podría darle a aquel episodio tan raro?
A la mañana siguiente, la madre de su amiga la llama por teléfono para decirle que Raquel no iría a la facultad ese día pues se encontraba con mucha fiebre.
Mariela se sentía muy bien esa mañana y decidió que luego de ir a la facultad, volvería a la rambla a ver qué había sucedido con aquel misterioso ser.
Mientras estaba en la facultad tuvo una pequeña discusión con uno de los profesores, dicho profesor le había dicho que estaba muy mal copiar en un examen y que eso era lo que ella había hecho en el escrito de la semana pasada.
Mariela se sintió muy ofendida y le dijo que él la conocía muy bien y que ella no copiaba, que no entendía por qué le decía eso.
El profesor dijo que el de una compañera y el de ella eran iguales y que una de las dos había copiado.
Era cierto, la compañera de Mariela le había preguntado alguna que otra respuesta cuando el profesor no las veía y ella se las había dado.
Mariela un poco consternada por el hecho, fue a la rambla a buscar lo que ella creía que podía ser un juguete, obra de alguien para reírse de la gente como ella.
Al llegar, el paquete estaba en el mismo lugar que ella lo había dejado, lo abrió y volvió a ver a aquél pequeño ser que la miraba con ojos rojos y brillantes.
___¿Cómo estás Mariela? Le preguntó.
___¿Cómo sabes mi nombre? No recuerdo habértelo dicho.
___Yo todo lo sé… y dime ¿cómo está Raquel?
Mariela ahora sí se sentía asustada, ¿Qué era aquello que le hablaba y que conocía su nombre y el de su amiga?
___Te dije que todo aquel que te hiciera algo para perjudicarte la iba a pagar y eso es lo que va a pasar.
___Pero …no entiendo nada, ¿ qué le hiciste a Raquel?
Raquel no es una buena amiga y espera a mañana, verás lo que le sucede a ese profesor, el que cree que copiaste… Sé muy bien que no fuiste tú, lo que sucede es que ella y él… bueno, ya te lo imaginas y es por eso que tuvo que culparte a ti pero no sabe en qué lio se ha metido.
___Por favor, no quiero que le pase nada, a pesar de todo es muy buen profesor…
___No te preocupes, no fue tan grande la culpa pero cuidado del que sí te haga daño.
___Quisiera saber ¿Qué eres tú? Y ¿Cómo es que sabes tanto de mí?
El ser no le contestó y volvió a meterse dentro de la caja de la cual no salió hasta que Mariela se fue.
Al llegar a su casa se encuentra con uno de sus hermanos, era Javier, el “malo” de la casa.
___Javier, te dije mil veces que no quiero que entres a mi cuarto y menos aún que me revises la cartera.
___Y a mí qué me importa lo que me digas, necesito plata y sé que en esta casa eres la única que la guarda.
___Mi plata es mía y no quiero que me robes…
___Te aconsejo que me des algo porque si no, voy a golpearte tan fuerte que ni mamá te va a reconocer.
___No me amenaces, sabes que no te tengo miedo.
___No creo que seas tan valiente y diciendo esto empujó a su hermana haciéndola caer al piso y dejándole un gran moretón en la espalda.
Javier toma el dinero de su hermana y se va dejándola tirada en el piso.
Mariela ya estaba acostumbrada y no le dijo nada a su madre, sabía que no le creería, el muchacho era el más joven de los hermanos y una bala perdida por eso su madre siempre lo protegía a pesar de saber cómo era.
A la mañana siguiente, la clase del profesor que había discutido con ella, estaba cerrada y al preguntar qué pasaba, los compañeros le dijeron que el hombre no había acudido por estar internado a causa de un golpe que recibió al caer de la escalera de su casa.
Mariela comenzó entonces a preocuparse por lo que ella creía que eran alucinaciones qué solo ella veía, ese extraño ser que decía protegerla y se preocupó mucho más al saber que su hermano había desaparecido, que su madre lo estaba buscando desde la noche anterior y que nadie sabía dónde estaba.
Pasó una semana sin que nadie supiera nada de su hermano, la policía lo buscaba por todos lados igual que sus familiares y amigos y nada, para colmo de males, el pequeño ser parecía que también había desaparecido, Mariela ya no sabía qué hacer y lo que hizo fue ir a la Iglesia, habló con el sacerdote de la familia pensando que éste se reiría de ella pero por el contrario, Jesús, el sacerdote le dijo que deseaba que lo llevara al lugar donde había visto al pequeño ser y que tratara de recordarlo tal cual era.
Era de noche cuando Mariela y Jesús llegaron a la rambla pero allí no había nada entonces Jesús le pidió que se concentrara y que tratara de verlo tal cual lo había visto la última vez, Mariela se esforzó mucho tratando de recordar aquellos ojos rojos y brillantes, estuvo así mucho tiempo hasta que cuando estaba por darse por vencida, lo vio, estaba acurrucado en un rincón de un banco y no miraba hacia donde estaban ellos, entonces Jesús le ordenó que revistiera todo el daño que había hecho pero el pequeño ser le contestó que lo había hecho para proteger a Mariela.
___No te creo nada sé quién eres, tú sólo haces el mal pero esta vez vine prevenido. Y diciendo esto lo roció con agua bendita.
El ser se hizo más grande pero no pudo con el poder de Dios y desapareció no sin antes decir que una batalla ganada no era la guerra y que volvería.
Agotado el padre Jesús se llevó a Mariela a la Iglesia donde encontraron a la madre de ella, con el hermano que había vuelto sin saber decir dónde había estado todo ese tiempo, delgado y sumiso, tan cambiado que ni su madre lo reconocía.
Mariela no entendía nada pero Jesús la llevó aparte y le dijo:
___Mi querida Mariela, haz tenido una de las peores experiencias que le puede pasar a un ser humano aunque no te dieras cuenta, te has cruzado con el ángel malvado que a veces viene en persona a la tierra a perturbar con su mal, a los humanos. Casi siempre elige a seres como tú, de buen corazón para engañarlos y aunque cumple lo que promete sólo es por poder castigar y hacer todo el mal posible, a ti te tocó por poco perder a tu hermano, a un profesor y a una amiga pero gracias a tu buen corazón y a que viniste a verme con esa historia increíble, por esta vez pudimos librarnos de su mal, sigue siempre así, Dios premia a las personas que creen en El.
Y así luego de una pesadilla increíble, Mariela volvió a la normalidad, sabía que nadie le creería pero ella sí sabía lo que había pasado y aunque no lo crean, dicen que no hay mal que por bien no venga y en este caso se cumplió, aunque no era su propósito, el Señor de las Tinieblas había llevado por buen camino al hermano de Mariela, al profesor que de ahí en más trató a toda la clase por igual y a la amiga de Mariela que luego de una larga enfermedad, había vuelto a ser más amiga que antes de Mariela.
Y todo volvió a ser normal en la rambla de Montevideo la vida continuó y el Bien y el Mal seguían disputándose a los débiles e indefensos seres humanos pero aunque sea por una vez el Bien había ganado la batalla y quién sabe quizá algún día gane la guerra.
Omenia 14/6/2015
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