Pareciera que todos nosotros tuviéramos una hojita de papel, en el vagón de nuestro corazón, en el escritorio de los recuerdos y dentro de un cajón donde se van anotando, desde que se enciende nuestra vida hasta que se ahoga, aquellas experiencias que el tiempo nos enseña y que día tras día se van escribiendo con el rotulador de los sentidos. En esta cuartilla se van guardando fragmentos impresos de nuestras emociones o amarguras, que son grabados de manera indeleble. Día a día estas palabras van conformando lo que somos, instaurando cada línea de nuestro comportamiento y cada párrafo de nuestra personalidad.

Mas sin embargo, aquellas personas que nos rodean sólo pueden hacer su aportación al texto de nuestra alma mediante palabras que empiecen únicamente por la inicial de su nombre. Y en esa amarga tesitura me hallo, porque sólo puedo aportar una R a una persona que se ha vuelto imprescindible para mí, y ésa eres tú.

Me estoy refiriendo a ti, a la que hoy necesito señalar, que has ido poco a poco abriéndote hueco en el pergamino de mi alma, escalando peldaño a peldaño y alcanzando rápidamente el podio de mi lista. Fue todo tan súbito, tan rápido que no he sido consciente de la importancia que has adquirido. Eres una chica muy
jovial, que me has mostrado excelentes cualidades regalándome tu compañía color amistad y lográndolo en un suspiro, y cada una de esas Virtudes que tienes ocupan una parte destacada en mi diario. Pero como dije antes tengo amargura porque soy incapaz de corresponder adecuadamente tus regalos. Al final pensé que
sólo podía entregarte una Radio para que cuando necesitases escuchar a alguien, me sintonizaras... Puedes elegir entre el canal de la Risa, mi favorito, o cambiar al de la Reflexión y contarme aquello que te apene. Yo estaré encantado de alzar tu alforja de problemas para que no te agobie su peso. Pero quisiera darte más...

Verdaderamente para mí es insuficiente. Pero sucedió que un día, de tanto ansiar poder abrazarte, desperté recordando que mi nombre es compuesto, pudiendo
aportar algo que he deseado con fruición; puedo donarte una abrumadora muchedumbre de Abrazos, eternizándome, apurando cada instante entre los pliegues de tu nívea piel, como si el mundo finalizase al separarnos. Porque te has convertido en una entrañable adicción de la que quiero ser partícipe, si me dejas, que suma
enteros a mi existencia, que añade decenas a mis alegrías, centenas de sonrisas y en definitiva, millones de razones que dan sentido a nuestra amistad.

No olvides que la Soledad no puede atraparte, que jamás dejaremos que ella se aferre a tu espíritu porque estás envuelta entre fieles que te protegeremos. Que si un día tropiezas, un sinfín de manos te ayudarán a levantarte y que no te agobie si desayunas con nosotros una pena, pues otros días cenaremos entusiasmo. O si
no te ves capaz de dar un paso, apóyate en nosotros. Que si sólo ves oscuridad, tus lazarillos te guiarán por el camino para que no te pierdas. Porque no eres
consciente de cuánto te debemos y de lo que hemos aprendido gracias a tus consejos. Porque tú nos enseñaste que la rendición es una enfermedad del ánimo y
a combatir la pena, una sencilla inflamación del alma que se cura con un manojo de abrazos cada 8 horas…

Tú nos invitas a saborear nuestra existencia como si ésta fuese a acabar mañana. Porque aunque parezca exagerado, no he conocido a nadie, que padeciese tal
exceso de cualidades como tú. Y si intentara enumerarlas sería deshonesto contigo. Y te pido perdón, porque quiero intentarlo ahora, porque mereces recordarlo.

Realmente necesito que sepas que tú nos has enseñado que el rotulador de los sentidos tiñe de Verde la partitura del alma. O nos enseñas cada día que la imaginación puede hacernos Viajar, y hasta Volar sin alas, incluso ayudada por una escuálida escoba, que puede transportarnos a donde alcance nuestra mente. O a
no aceptar nunca la derrota, porque tú Vences las adversidades mostrando siempre el color sonrisa en tu rostro, que la Victoria es tu máxima y nada puede hacerte
decaer. Y es que quienes te conocemos bien nos admiramos por la Valentía con la que afrontas los problemas nada cotidianos que te salpican con crudeza. Y tú, ante tales situaciones te recompones rápidamente porque eres Versátil y puedes con todo. Porque tú, mi querida amiga V, nos has dibujado cómo es disfrutar
sin dar importancia a lo que no lo tiene, y es que tú has grabado de manera permanente en mi alma el sinónimo de tu nombre, que es la Vida, y cómo Vivir ésta.