Inicio / Cuenteros Locales / DesRentor / Hechos - XXII (Final)
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Pablo durmiendo pero con señales de que pronto despertará, Tatiana está acostada mirándolo apoyada en su brazo derecho apoyado sobre la almohada. Es de mañana y Tatiana tiene hambre, pero ha decidido no levantarse sin antes que Pablo despierte. Ella está atenta a los movimientos de Pablo. Sabe que Pablo está soñando y ha escuchado un par de palabras y balbuceos durante unos momentos. Se ha aguantado el despertarlo y está lidiando con la ansiedad de saber qué estará soñando. Su cara indica la paciencia que se marca hasta el día de hoy. Su mirada es como la de una madre deslumbrada por la tranquilidad y la respiración apacible de su hijo. Pero también el amor sempiterno que existe en la profundidad de los ojos de ambos cuando están a punto de darse un beso. Sonríe y suspira sin quitarle la mirada de encima y de pronto se da cuenta que la felicidad que tanto esperó existía dentro de ella y una lágrima se desliza lentamente por su mejilla pensando en que Pablo descubrió la forma de abrir todas las puertas para que entrara la luz. Cierra los ojos para relajarse un momento y cuando los abre nuevamente, Pablo está despierto con la misma cara de admiración observándola. Está sorprendido por la calidez de sus mejillas y el pelo desordenado de la figura matutina. Pablo acaba de reconocer que la persona que tiene al frente es la persona que ama y piensa amar todos los siguientes días de su vida. Abre la boca y Tatiana se acerca sin decirle nada para besarlo con todas las ganas. |
Texto agregado el 11-09-2018, y leído por 42 visitantes. (0 votos)
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