Entendió que me burlaba, que mi propósito –como el de muchos de los marciales– era darle muerte. Sus pupilas encontraron las mías y quedé convertido en estatua. Soy cuerpo de piedra. El otoño llega lúgubre, gélido. Me azota el viento frío del sur; no hay nada que congele mi amor ni la tibieza de su recuerdo.
Recién se fue con Perseo.
Texto agregado el 10-09-2018, y leído por 162
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Lectores Opinan
12-09-2018
excelente como siempre. tiempo mucho sin visitarlos, veré por corregirlo. un saludo. FALCON
11-09-2018
Excelso texto, amigo querido. Es sinceramente brillante. Besitos. SOFIAMA
11-09-2018
Ya perderá la cabeza y espero que tu corazón de piedra vuelva a latir como siempre para encantarme con lo que escribes, un abrazo amigo carmen-valdes
11-09-2018
Me azota el viento frío del sur; no hay nada que congele mi amor ni la tibieza de su recuerdo.***** sensaciones
10-09-2018
No te preocupes hombre de piedra, se fue con Perseo pero puede perder la cabeza. Me encantó. Magda gmmagdalena