Poemas
Tres poemas con versos simples unidos por el mar y juntos para no ocupar espacios ajenos.
Mar
Cuando esta calmo es el mar,
con la borrasca la mar
y otras veces a la inversa.
Apacible es caricia de hombre,
en tormenta reclamo de mujer,
y también se puede invertir.
Posiblemente femenino para Ulises,
quizás masculino para Penélope,
y en ocasiones cambiante de género
si invierte rumbo el viento mediterráneo.
Es ambiguo en la poesía,
asexuado para el pescador,
universal para el navegante,
y para el náufrago... solo inmensidad.
Incluido en libro: Simplemente el viento
©Derechos Reservados.
Mareas
En la quietud de la tarde,
cuando comienza a oscurecer,
en el remanso de tus aguas,
soy un barco de papel,
que navega suavemente,
por los pliegues de tu piel.
Pero cuando la noche llega,
y la calma de tu cuerpo,
cual océano embravecido,
se comienza a encabritar,
en las crestas de tus olas
me transformo en un corcel.
Con el paso de las horas,
del ocaso hasta la aurora,
cubiertos por un manto sideral,
navegamos, zozobramos;
la tormenta, nos transporta
por corrientes de placer.
Cuando comienza la mañana,
da paso a la calma, el vendaval.
Los cuerpos fatigados,
complacidos se van a descansar,
esperando, nuevamente,
en la quietud de la tarde
ser un barco de papel,
y en la noche tormentosa
ser de nuevo tu corcel.
Incluido en libro: Páginas al viento
©Derechos Reservados.
Mar y continente
Hay circunstancias que separan
y compromisos que amarran,
algunas puertas que se abren,
muchas están entornadas
y otras que siguen cerradas.
Hay cortinas entreabiertas
que esconden ojos que observan
y entre puertas y ventanas
muchas rendijas espiando.
Hay distancias tan extensas
como océanos y continentes,
son mares con mil temores
y montañas de papeles.
Hay lazos y una frontera,
lazos con nudos ciegos
y una frontera legal.
Y entre distancias y nudos
no queda más que esperar.
La espera puede ser larga,
tanto como de aquí al olvido
o tan corta como decir:
¡Ahora! Y comenzar a correr.
Habrá que esperar algún tiempo
hasta que llegue el momento
en que faltará solo un día.
Y ese día puede ser largo,
como tener más horas que un mes,
pero sin mucho pensar presiento,
que la espera tendrá un final
y será en tu cama o la mía,
pero al ocaso del día
en una seremos dos.
Incluido en libro: Viento de Luna
©Derechos Reservados.
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