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Inicio / Cuenteros Locales / vejete_rockero-48 / ¡¿Por qué carajos me engañaste?!

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Alejandro roncaba plácidamente después de beber varios vasos de vino tinto. Su ebrio y gordo cuerpo se balanceaba al lento ritmo de una agitada respiración. Muchas veces parecía que caería estrepitosamente desde el sofá donde estaba, pero afortunadamente a último minuto, siempre lograba mantener el equilibrio.
La película que arrendáramos en el vídeo club Blockbuster y que supuestamente fuese de terror, poseía la clásica trama donde adolescentes perdidos en algún bosque, terminarían descuartizados; con las típicas escenas en que las protagonistas femeninas comenzaban huyendo con ropa y terminaban casi desnudas siendo las victimas del orate con el hacha, aquel tradicional villano de turno.
Miré la hora en el reloj que colgaba del muro, bostezando algo cansado y meditabundo. Aún con el recuerdo de Marcela literalmente carcomiendo mis pensamientos; deseaba tanto encontrar la respuesta al por qué de su reciente infidelidad.
_ ¿Todo bien Marco?_ Preguntó Anita sacándome de las mil cavilaciones.
_ Si, todo bien_ Mentí.
Anita se levantó desde donde estaba, sentándose a mi lado con sigilo_ Te veo algo pensativo_ Dijo llenando nuevamente su copa con vino.
_ Bueno a decir verdad_ Respondí mecánicamente_ Estoy algo ebrio, y la película es muy aburrida.
_ Tienes razón; lo único bueno de la noche es el vino_ Anita hizo un ademán con su rostro indicando risueña en dirección a Alejandro que aun roncaba ruidosamente. Ahogamos la carcajada que compartimos cubriendo nuestros bocas con ambas manos. Así estuvimos, riéndonos en silencio por algunos minutos, evitando despertarlo. Por su parte, mi amigo (y su novio) estaba tan ebrio como nosotros; dormía escandalosamente a solo un par de metros de nosotros, estoy seguro que ni siquiera una hipotética llegada del monstruo Godzilla lograría despertarlo.
_ Ven, vamos a la terraza_ Dijo Anita tomando la botella de vino tinto. Dejé que encabezara la marcha, no solo por un caballeroso gesto, si no también para desde atrás ver ese coqueto vaivén de aquellas sensuales caderas que tanto me gustaban. En tan solo unos segundos vinieron los recuerdos de haberla visto en ropa interior cuando estuve en su casa hace tan solo unas horas.
_ ¿Piensas mucho en Marcela?_ Preguntó Anita cruzando las piernas cuando nos sentamos en la pequeña terraza.
_ A veces desearía mandarla a la mierda_ Respondí con una sonrisa_ Me apesta conversar de mí; mejor cuéntame de tí ¿cómo estás, todo bien con Alejandro?
_ Si, todo bien. No me puedo quejar... Pero..._ Anita se acerca dándome otra copa de vino, cuando casualmente nuestros dedos se tocan; y ambos sonreímos al vernos en aquella situación, solos y un poco ebrios. Me encanta tenerla cerca, puedo sentir el cálido perfume que se desprende desde la tersa piel de su cuello_ ¿Pero... qué Anita?_ Pregunto algo nervioso y excitado.
_ Pero... siento que falta algo... Quizás algo de peligro... Las relaciones rutinarias terminan siempre por aburrirme. Nada como algo de riesgo para encender el espíritu indomable de una mujer_ Anita ríe quemándome con su aliento_ ¡Marcela te engaña con su primo Mauricio!_ Ella me revela inesperadamente, endureciendo su rostro y mirando fijamente mis ojos_ Lo siento, Marcela me contó todo_ Tras algunos tensos segundos Anita dibuja una mueca muy parecida a una sonrisa.
_ ¡Que se vaya a la mierda... Salud!_ Protesto airadamente, alzando mi copa de vino.
_ ¡Que se vaya a la mierda!_ Responde Anita decidida. De pronto se incorpora, y con ambas manos toma mis hombros. Pausadamente pone cada una de sus piernas a los lados de mi regazo, y riendo coqueta finaliza sus movimientos sentándose sobre mi.
_ Llegó una carta la semana pasada en donde Marcela me cuenta que inició un romance con su primo Mauricio_ Susurra acercando sus labios a mis oídos, rodeándome el cuello con sus brazos.
_ Imaginaba que algo así sucedería_ Con suavidad estrecho su cuerpo contra el mio; acariciando lentamente sus caderas.
_ ¿De verdad lo imaginabas?_ besa mi cuello.
_ Era inevitable que sucediera_ Mi boca busca la suya.
_ ¿Tan inevitable como lo que ahora sucede?_ Pregunta desabotonando mi camisa.
_ Así es_ Lentamente comencé a bajar el escote de su vestido.
Espero que el sofá de la terraza soporte nuestras constantes arremetidas, y que los fuertes gemidos de Anita no moleste a los vecinos. Finalmente lo que realmente me tiene sin cuidado, es despertar a Alejandro, él está demasiado ebrio para escuchar una mierda...


Continuará.

Texto agregado el 04-09-2018, y leído por 142 visitantes. (14 votos)


Lectores Opinan
18-09-2018 Escenas sugestivas de una novela romántica, el ambiente descrito me recuerda a Rayuela, de Cortázar... claudio_antonio
13-09-2018 vino, sillón y peli de terror, los ingredientes necesarios para pasar a lo que sigue, a esperar la continuación, saludos! -Vincho-
07-09-2018 Quizá complicidad, puede que manipulación, ebriedad... mas una química clara entre ambos. Pasión a flor de piel ;) angelador
06-09-2018 Wow!! Se está calentando el ambiente ***** grilo
06-09-2018 jaja..va buenísimo!! Con ese tinte de desparpajo que te caracteriza. Vamos a la siguiente entrega literaria. Un abrazo, sheisan
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