Esta tarde caminaba por el sendero de mi vida, recorrí cada momento inalcanzable, trate de no mirar hacía atrás para no encontrarrme envuelta en aquellas horribles experiencias, que al paso del tiempo se convirtieron en fantasmas de mi existencia.

Sigo caminando sintiendo el viento sobre mi cara, cierro los ojos intentando mirar dentro de mi, como si no hubiera órganos en mi cuerpo, sólo un aúra que brilla de satisfacción propia por haber encontrado lo que por tanto tiempo había estado buscando, lo que siempre quise negar de mi ser, lo que en realidad siempre fui….y que ahora me mantiene viva.

Aún no entiendo como, ni cuando, pero es como vivir en un mundo paralelo, inexistente creado por la misma satisfacción de mi alma; a mi alrededor pareciera que me encuentro completamente sola, olvidada, pero yo comprendo el motivo de esa soledad, el distanciamiento de mi cuerpo con mi alma, alma de la que estoy enamorada, que estoy dispuesta a defender de cualquier otro sufrimiento imperdonable.

Porque ahora me miro y no soy la misma, simplemente porque me he encargado de crecer, de quitarme las mil máscaras que tenía guardadas en aquel armario de la desolación, donde cada una de ellas significaba un estado de ánimo, un día de la semana, un día en mi vida, que ahora entierro….para renacer, para vivir y no para sobrevivir….