Había una vez…
Una flor que solía cantar.
Pero un extraño pisó por su camino y la acarició despacio.
La flor de pronto comenzó a cantar...
... lo hizo así cada vez que él se recostaba en el pasto... y esa rosa, comenzó a enamorarse de su propio canto.
Pero un día, el extraño no apareció.
La rosa deshojó un pétalo en afán de marcar el camino por si el hombre se hubiera perdido.
Pero no llegó.
La flor comenzó a deshojar el siguiente pétalo hasta el atardecer, para saber si él habría vuelto.
Al anochecer, la rosa miró al cielo.
La brillante luna resplandecía y Rosa, despertó desnuda.
Él no regresó, el frío llegó y flor se marchitó.
Texto agregado el 25-08-2018, y leído por 66
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