ESPEJISMO

Le conté al mundo tu historia, por donde quiera que caminé presumí que tenía conmigo la más preciosa gema. Tomé tu mano con orgullo, te abracé como si te hubiera extrañado durante siglos, te miré como si hubiera esperado por ti la vida entera, te besé como si tus labios fueran un rio en calma y yo moría de sed.

Te creí más bella que la luna, más brillante que el mismo sol de medio día, más suave que cualquier seda, y te visualice como lo mejor de mi existencia.

Te conté la historia de mi mundo, caminaste conmigo a través de todo lo esencial y elemental en mi vida. Tomaste mi mano con seguridad, me abrazaste como si no fueras a permitir que huyera, me miraste como si un sueño se hubiera hecho real, me besaste como si mis labios fueran generadores de energía y felicidad.

Te comparé con pétalos de rosas, con el viento, las nubes y el cielo; brillabas cual todas las estrellas en el firmamento. Te sentí mi complemento, la chispa que liberaría mi fuego interno.

Empezamos a escribir nuestra historia, me confíe de tus palabras y de todo aquello que sentí mientras te tenía recostada en mi; creí cada señal que destellaba de tu alma, pude ver un futuro imperdible junto a ti.

En nombre de mi historial, por mi buena suerte y para no perder costumbre todo resultó ser un espejismo. Por tu miedo me convertí en un amor irrelevante y desechable, con sentimientos insignificantes.

Tome tu mano, te abracé, te miré y te besé con la única intensión de hacerme por completo tuya. Tomaste mi mano, me abrazaste, me miraste, me besaste y me dejaste con la única intensión de limitarme a sentirme vacía cuando y cuanto más te quería.

Hoy todo se reduce a que te vea vivir tu vida a costa de que sufra en la mía.