Estábamos en Las Cruces,
él me abrió su puerta.
Yo le traje corocos y mistela.
Pensaba que lo iba a apreciar,
porque él es del sur.
Fui con mi amiga,
y no entendía por qué,
visitábamos a un viejo feo,
poeta y poco amoroso.
Pero él se interesó en ella,
le preguntaba cosas de ciencia,
también le interesó mi hijo,
el niño O de 3 años.
Me dijo: él te quiere para si,
yo soy su competencia,
toma una manzana verde,
tengo muchas en este patio.
Y nos sentamos mirando al mar,
en su mesita de patio,
simple y hermosa,
bajo el manzano.
El niño O las usaba de misiles,
y se las arrojaba al poeta.
Hasta que se compadeció,
y le dijo: afírmate anciano.
Cuando ya se acercaba el fin,
yo pensé que me había despreciado,
ya me iba,
con la cola entre las piernas.
Es en ese momento exacto,
cuando me mira a los ojos,
y me pregunta si yo quiero,
escuchar su último poema:
"Puedo, pero no debo ni quiero,
puedo y debo, pero no quiero,
debo, pero no puedo ni quiero,
no debo, no quiero, pero puedo,
puedo, debo y quiero,
no puedo, no debo, ni quiero,
quiero y puedo, pero no debo,
....
...
..
.
pero la peor de todas:
QUIERO, pero no puedo ni debo.
y es terrible, sabes por qué?
porque QUIERO"
Y así el anciano,
finalmente me dejó un tesoro,
invaluable,
y le dijimos adiós.
Una foto,
un recuerdo,
y su último poema.
|