Poema


Por un sendero de invierno


Allá lejos, por un sendero de invierno,
en brioso corcel de estampa criolla,
cabalga una mujer con cabello y pollera al viento.
Lleva en la grupa una alforja repleta de esperanza
y también unos cuantos sueños frustrados,
en bandolera un arma con cargador vacío
y en la mirada un adiós, digno de olvido y verso.

Arisca hembra, amante de amores truncos,
va oteando el horizonte al frente y sin mirar atrás.
Espolea furiosa el ijar del potro alazán,
para que el trote lento se convierta en galope y viento,
que devore distancias y se aleje de un amor muerto,
que quedó en el rancho con las balas del cargador.

Mujer y animal son una estampa que devora leguas,
buscando el horizonte qué aún se ve distante.
Su mente recuerda un tiempo de romance y sueños,
que no fue largo, pero sí intenso y apasionado,
hasta que asomaron unos ojos negros con menos años…
y hoy no sabe si huye de un fracaso o se aleja de una traición.

Mientras que de su boca brotan blasfemias con ira y llanto
que van maldiciendo al motivo de su carrera en fuga,
y sus botas de punta aguda más las espuelas de plata herida,
se clavan y ruedan furiosas en el cuerpo del animal,
sigue pensando en aquél despiadado que se burló de su amor
y con rabia acelera al tiempo, en su huida a la libertad.



Incluido en libro: Cuando las letras vuelan
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