Dulces, pálidas, gentiles, las constelaciones vagabundeaban en esta noche marina, sobre el horizonte negro y prieto de fuerza, en la rueda del timón el capitán volvía los ojos con dura calma hacia los fanales pequeños del limbo, esta embarcación nuestra la “Buenamoza” es en este instante todo nuestro mundo, un mundo enano en verdad, con cuatro metros de eslora y uno y medio de manga, levanto la mirada y allá alta y esplendida la estrella venus, que al decir de mis marineros rielaba su lumbre de plata, más allá las estrellas del cinturón de orión, las borrachas les dicen así porque se caen en la madrugada, como después de una mala noche de jarana, y como todos los hombres de mar saben que el señor que custodia desde lo alto; que le da energía ilimitada a ese reloj maravilloso del cielo, aparecía la claridad del nuevo día.
El capitán enmendó ligeramente la caña del timón y veloz la Buenamoza, se metió por entre la punta del solito y el peñón del gato, doblando la punta que forma la cabeza del lagarto, se halla inmediatamente al norte la buena bahía de Huarmey, comenzamos a navegar, parpadeantes y humilde como estrellas que ya cumplieron su oficio, hacia la playa en remanso las olas repetían en la profundidad azul su canción innumerable; ahora que toco este tema de la canción, aseguran que el origen de la balada apareció antes del año 1300, con la característica de ser una poesía narrativa adaptada a una tonada, como una copla que refiere una historia, fue a causa del renacimiento que la balada experimento en Gran Bretaña durante el siglo XVIII, que sufrió las influencias de su época en cuanto al genio, la elegancia y el acento didáctico que su forma adopto, en cuanto a su carga de contenido romántico, lleno de amoríos, de aventuras, en una exposición de rasgos perpetuos de la naturaleza humana, la viveza y el realismo con que estas baladas presentaron los aspectos de la escena marina, dieron a la vida en el mar un frescor y un colorido, que la hicieron sugestiva, un ejemplo es la balada “Jack en su elemento” en el cual se describe la vida marinera, incluyendo los amoríos que dieron lugar a la conocida frase “en cada puerto un amor”; otro tema cantado en el viejo ingles es “the battle of sluys” que relata el encuentro entre Normandos y Franceses el 24 de junio de 1340, también se dice que en viejas baladas Británicas figura el nombre del Perú, una de ellas relacionada a la captura de un buque que llevaba un tesoro Español, que dio lugar a que cada marinero recibiera 850 libras esterlinas como su parte del valor de la presa, la otra mención a mi patria es debida a circunstancias similares, corsarios Ingleses se apoderan de un buque lleno de metales preciosos de los Españoles.
La navegación por esa época imponía a la tripulación una frecuente y dura atención a la maniobra de los cabos, para que siempre estuviera desplegada la cantidad de velas apropiadas al viento y orientadas de acuerdo a la dirección en que soplaban estos, esta dura actividad se estimulaba mediante canciones de trabajo, que al constituirse las lenguas románticas se llamaron con palabras derivadas del (celeusma latino), “canto de marineros” que en español es “saloma” ; en los Estados Unidos durante la época de oro de la navegación a vela, hubo un poderoso renacimiento con canciones llamadas “shanties” que duro hasta la total extinción del trafico de los buques de vela, los capitanes de buques competían en contratar a los mejores cantores, porque eran inigualables para mantener bien dispuesto el ánimo de la tripulación.
La gran riqueza de estas canciones de alta mar, son un antiguo tesoro acumulado durante siglos, donde se menciona lugares y hechos; cuenta que la primera mención al Cabo de Hornos, aparece una canción como una sátira de los cuernos que crece al hombre casado cuya mujer le es infiel, también mencionan que en el carguío del guano da ocasión para mencionar las islas Chincha, también en algunos salomas aparece la mención del salitre y el Callao, y otra de un ataque de piratas al puerto del Callao figura en el elogio de la “Princess Royal”.
La mar, siempre amable y cordial, a las primeras horas de la noche después de terminar de cenar, estoy en la cabina del puente dejándome balancear dulcemente, por el movimiento de la embarcación, mientras los marineros abajo sienten la urgencia lirica del canto, mesclando sus voces que la briza blanda se lleva, cantaban la nostalgia y la tristeza, en el verso popular y tierno, comparando la dulzura blanda con el arrullo mimoso de la predilecta, acompañados de la imponderable y exquisita chicha de Huarmey, trepadora la muy coqueta.
El negro nunca es afrenta
¡ay, mi vida!
Ni color que quita fama
Aunque tarde
Porque un zapatito negro
¡ay, mi vida!
Lo luce la mejor dama
Aunque tarde.
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