Del libro “Inconcluso”, cantar 8, “El obvitorme y las eras de la razón”. Exequiel encuentra a su padre en la tierra de los hombres.
Mis inicios son los tuyos y los de ellos,
los inicios en las viejas artes de la existencia.
Naci hace siglos en los prados y templos de Tracio y su familia.
era el hijo predilecto de los años y la memoria y jugaba con piedra blanca y aguas mansas.
Tenía por compañía hermoso hermanos repletos de temple y prudencia,
y antaño salía un sol azul por las noches,
y de día mi padre hacia cantares de pulcras ideas.
Soñaba con ser la razón de esas ideas para asi respirar lo que él decía,
soñaba con cabalgar y comer los frutos de los hombres,
y gozar sus ingenuas virtudes,
soñaba y recordaba…
era niño y no sabía.
Pero un día de lecturas y curiosos terrores nocturnos… llego.
Lo anunciaron las nodrizas en canticos obscuros y lo señalaron,
ahí, entre las nubes cerradas y susurros bajos, apareció montado en toro y portando látigo.
Sin miramientos y con furia sacudió nuestras estancias,
era el Obvitorme… el presagio de las futuras tormentas.
En arrebato tomo y asolo, violo y mato… convirtió el pasto en arena y nos llevo lejos,
a ese sol pálido y azul y nos dejo a merced de hombres de conciencias vanas.
Ahí los conocí sin el velo de la teoría.
Fui esclavo de generales y ejércitos,
de gritos y destellos,
de deseos y mentiras.
Deambule errante por caminos de piedra observando brutalidades indescriptibles,
deambule casi ciego, herido, adulto y perdido.
Mas un día negro en los tiempos encontré a un viejo de toga y libro,
estaba cansado y agobiado por los hechos del mundo,
y en fugaz visión los reconocí… pues era Tracio mi amado padre.
Mas él extraviado en pesadillas otorgadas por la bestia no me reconoció,
mi vida sin asidero declino por un segundo…
pero luego un antiguo cantar brillo,
y pronto la razón me tomo de la mente y en feroz arrebato supe y consiente fui…
despierto fui,
lucido fui,
situado fui.
El Obvitorme merecía replica y ¡oh destino!... el hijo de la memoria era yo.
“Ve hijo mío y no juzgues. Cumple con lo dicho en los cantares de los Hombres” dijo Tracio,
y murió en mis brazos.
Ahora busco al azote de los hombres conforme mis enseñanzas,
satisfecho con la palabra dicha,
satisfecho con el secreto no divulgado,,
y heredero del conocimiento acumulado.
“He de ser lo que son para ver lo que serán” deduzco,
y aun recordando mi tierno hogar entre ustedes camino.
(Exequiel encuentra razón para buscar a la bestia, al Obvitorme y destruirle su esencia)
Libro inscrito y registrado.
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