Retrocedió horrorizado ante la escena que contemplaban sus ojos. No podía creer lo que veía.
* * *
Esta mañana había estado hablando con Michael. Platicaron de cosas triviales y de cómo los había estado tratando la vida en estos últimos días.
-Me ha ido bien –le dijo sonriendo-. Esta semana me ascendieron en el trabajo.
-Qué bien Michael.
-Además, ya fijamos la fecha de boda con Jennifer y sus padres nos darán un viaje todo pagado a Italia como regalo de bodas.
-La vida te sonríe amigo.
-¿Y a ti como te ha ido?
-Pues… he tenido mejores días.
-No te preocupes –le dio unas palmadas en el hombro-, ya verás que pronto las cosas comenzaran a mejorar.
-Eso espero… aunque a decir verdad me gustaría tener una vida feliz y buena como la tuya Michael.
-Oye, ahora que lo recuerdo, creo que tengo algo tuyo en mi casa.
-¿Puedo pasar a recogerlo hoy por la tarde?
-Seguro.
* * *
Estaba tan impactado que no le salían palabras. ¿Cómo era esto posible? Aquel Michael sonriente, aquel Michael animado, aquel Michael al que la vida le sonreía en todo… yacía muerto, colgando de la viga principal que sostenía su casa.
Mientras trataba de asimilarlo notó una pequeña nota en la mesa del comedor. Se acercó para leerla.
“Lo siento”.
FIN
Texto agregado el 04-08-2018, y leído por 38
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