De mi libro... (gracias a ZEPOL por sus apreciadas sugerencias)
El gran Illía es el Dios de los gitanos
Sara la Kalí es la Virgen gitana
El Gitano del Norte es el esposo de la mujer
Gabriel es el hijo primogénito del Gitano del Norte y la mujer.
FRAGMENTO (No tiene ni el principio ni el fin del capítulo)
- Ella… ella, Gabriel, entristeció ante tu partida, esperó mucho tiempo tu regreso. Día y noche invocaba a la madre De-Develesky y al gran Illía para que regresaras, pero jamás regresaste. No pudo soportar tanto dolor, no existe dolor más grande para una madre que la pérdida de un hijo arrebatado de sus brazos, hasta que una mala noche el miedo oscureció sus sentidos, el temor se apoderó de su pensamiento, indefensa, vio caer la tarde, abrazó la oscuridad y el temor llegó de nuevo, sintió miedo, miedo de que se llevasen a sus otros niños, miedo del odio, miedo de la venganza, de una guerra entre payos y gitanos sin sentido. Sus hijos no se harían parte de aquella oscuridad, de la oscura venganza que corrompe el corazón llevándolo hacia el lado tenebroso. Le bastaba con el miedo al que durante años estuvo sometida, miedo de los golpes que provocan las palabras, de las palabras que hieren, que menoscaban, las palabras que con indolencia se clavan en el alma, pero no a sus hijos, a ellos definitivamente no.
En el momento menos pensado, enmudecidas las estrellas, en una noche de luna negra, en una decisión desesperada tomó a sus hijos, los llevó a la orilla del mar, llorando los cobijó en sus brazos y junto a ellos se hundió en las olas que azotaban con fuerza sus frágiles cuerpos. Sólo se escuchó el ruido del mar que acallaba el llanto y el grito de los niños pidiendo auxilio, ya que la soledad de la noche no se hizo eco. Sus ropas mojadas, sus pies descalzos en la arena, el frío, sus gritos desesperados, sus miradas aterradas sin comprender lo sucedido: ¡Mamita, mamita! ¡Ayúdanos! ¡Por favor no lo hagas!, ¡no lo hagas! ¡Mamita, Por favor! ¡Ayúdanos!... Y luego entre burbujas atragantadas, entre el dolor y el llanto, vino el silencio y un vacío que caló profundamente.
El gran Illía al saber lo ocurrido invocó a Sara la Kalí quien fue en busca de los cuerpos y los llevó mar adentro en su barca. En realidad, aquella fue la verdadera razón del destierro de los gitanos.
Por primera vez el gran Illía rompió en llanto y esa misma noche castigó a los gitanos, los desterró, les quitó las alas y la vida eterna, por engendrar odio y venganza y por las consecuencias de lo sucedido. Dicen que cuando los gitanos fueron desterrados, el gitano del Norte desgarrado y arrepentido te llevaba en brazos mientras no dejaba de llorar y de cantar una canción que expresaba su amargura.
Wiegala, wiegala, weier,
un gitano toca tristemente su acordeón
Toca tristemente entre los juncos verdes.
El ruiseñor con su pecho herido
se desangra mientras canta.
Wiegala, wiegala, weier,
un gitano toca tristemente su acordeón.
Wiegala, wiegala, werne,
la gitana amasa la luna para sanar su dolor
en el fondo negro del firmamento,
desde allí Sara la Kalí triste mira el mundo.
Wiegala, wiegala, werne,
la shuvanis amasa la luna para sanar su dolor.
Wiegala, wiegala, wille,
¡qué silencioso está el mundo!
Ni un solo ruido turba la paz,
tú también, mi pequeño, duerme.
Wiegala, wiegala, wille,
¡qué silencioso está el mundo!
Wiegala, wiegala, werne,
entre los juncos verdes
un gitano no deja de llorar
la shuvanis se lamenta
Wiegala, wiegala, werne,
Y el mundo sigue en silencio,
mientras los pequeños duermen
Wiegala, wiegala, werne,
¡silencio! ¡no los despierten!,
dejen que duerman azulados
esta larga noche en mis brazos.
(Adaptación de la Versión Original de Ilse Weber "Wiegala". Un homenaje a esta escritora Checa asesinada a los 41 años en Auschwitz junto a su pequeño.)
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