Cuando te conocí, como el colibrí busqué el calor de tus brazos con un aleteo febril de centenas de veces por segundo. Luego, como la oruga transformé paciente en bellos colores mis anteriores fracasos de amor y al abrigo de tu pecho renací.
Sami.
Texto agregado el 26-07-2018, y leído por 62
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