A unos pocos kilómetros de Junín de los Andes,

se encuentra el paraje Pilolil,

sobre la loma de la montaña descansa la escuela donde nos encontrábamos,

a los pies de ella serpenteaba el río colmado de truchas,

“el paisaje me hacia suspirar”

los valles estrenaban los innovadores sembradíos de las perfumadas lavandas,

disfruto desde mi balcón original el encantador espectáculo que se despliega ante mi vista,

Los degrade de verdes diseminados con desprolijo por doquier.

Los rayos del sol reflejados en piedras,plantas, álamos, en las flores silvestres.

Se destaca el pincel dedicando su obra maestra pincelando los valles de azul violeta cautivador.

Al ver a mi hija dar sus primeros pasos en el andador me emociono.

Todo es natural casi podría decir que perfecto siento un agradable placer.

Se complementa al ver que mi caja de sabroso chocolate acaba de arribar de Junín.

No es que sea glotona pero este es un embarazo chocolatero me relamo con su rico sabor.

CAL.COR