Hay en mi pena una constante,
yo no pedí tener musgo dentro mio,
no pedí esto que calza una levita,
una serie de piezas mal ajustadas, donde
el engranaje es más frágil y miro
la luz que los rodea a ustedes
como el brillo del arrebol en un pantano
yo no pedí este pantano,
no pedí bañarme en vuestra luz ajena,
quería ser un trozo de obsidiana, cortar preciso
un corazón, meterme dentro, vivir ahí,
que alguien reconociera los aromas,
crisantemos, petunias, hojas de menta y ruda
salir por momentos del hogar formado,
ser algo parecido a lo que llamamos amor.