Si analizamos la Universidad desde un punto de vista social, lo primero que encontramos y que evidencia sus mecanismos de funcionamiento es la sumisión que existe por parte de ésta hacia la llamada Sociedad de Mercado, y que refleja los cánones de oferta, demanda y competitividad en detrimento del conocimiento científico y artístico, así como el pensamiento crítico, tan necesarios para concebir un mundo y una sociedad diferentes. (...)
De esta manera, la formación de profesores se reduce a su entrada en el mercado como entes orgánicos de un mercado laboral, sometidos a la condición de sujetos en lugar de agentes activos. Con la llegada de las nuevas tecnogías, en lugar de promover una educación más completa e innovadora, desestima los conceptos de comunicación e información, suscitando consumos y demandas intelectuales precarias y utilitaristas, convirtiéndola en un aparato ideológico del Mercado. (...)
Lo alternativo, lo crítico, queda relegado a ciertas agrupaciones intelectuales, bien criticando el utilitarismo y su visión instrumental del mundo y los seres humanos, bien constituyendo un saber político y ético sobre las actividades económicas, promoviendo una civilización más fraternal donde la cooperación sea más importante que la competencia, bien sea luchando contra la especulación, la globalización y, en definitiva, contra las desigualdades sociales, en aras de una Justicia Económica global.(...)
Es en este contexto donde se plantea la autonomía universitaria no con independencia del Estado, la Sociedad y el Mercado, sino donde su ejercicio investigativo y crítico, que explique la realidad y justifique sus explicaciones críticamente, cuestionando y debatiendo otras explicaciones, haga libre y legitime esa autonomía respecto de los poderes sociales, sea el Estado o el Mercado.(...).
Y además, es su misión la de liberarse del control de esos discursos sociales mercantilistas y liberar de ellos a la sociedad.
Resumen de "Universidad, sociedad y mercado", J.S.Parga. |